jueves, 21 de abril de 2011

Los tres del espacio (segunda entrega de "La Gaceta Gargolina y demás vainas")

Las noches ya no serán las mismas; la sección de redacción del turno nocturno de semiamanecida ha cerrado sus puertas hasta nuevo aviso -quién sabe hasta cuándo-; directivas incomprensibles y un tanto egoístas no permitirán los vuelos nocturnos ni las noticias de acontecimientos, historias y anécdotas, relatos, muchos menos composiciones poéticas ni catarsis textuales sucedidas el mismo día ya no serán frescas, tendrán que esperar el nacimiento de un nuevo día.

La mar virtual tampoco varará botella alguna con mensajes sorpresivos que avivaban las noches solitarias, los ritos nocturnos que eran ya desde hace algún tiempo parte de una peregrinación escribana, constante y suprema; no lo serán más...

Retomado lo acontecido el día de ayer; mi hermano se marchó por la tarde a sus reuniones negociables, en tanto yo retornaba de culminar trámites documentarios y pagos al debe por la causa que ni dios ni la patria defiende.

Así, agonizando la tarde, al parir la noche movido por la invitación inhalámbrica del pianista de San Borja, enrumbé para mi destino trazado, en contados minutos estoy de vuelta -como si fuera ayer-; al segundo piso del salòn musical, el señor 'Poquito' y su inseparable paino en animada conversa con el invitado de turno, la otra gárgola sanjosefina: "El Basilisco del Cabulcano".

Los interrumpo para el saludo de ocasión, abrazo a la Longaniza Lámbarry (es como abrazar a una longitudinal manguera de bomberos); su sonrisa cachacienta de 'Bettle Juice' encaja perfecta con su pendenciera estampa.

El abrazo más para el artista Cárdenas (me agacho hasta el zócalo para estar a su nivel), hoy no habrá recital, solo la conversa añorada, pendiente y puntual entre estos 'Tres Chiflados'; 'El Renacuajo de Charco' nos indica que lo acompañemos a compartir una 'café de màquina' -Vainilla es lo que escogemos-.

Frank elige chicha morada para refrescar sus mandíbulas batientes listas para narrar/nos sus anécdotas, historias disparatadas, recuerdos de personajes del pasado viajan por su dinosauria imaginación con los ingredientes infaltables de su prolijo ingenio para la joda y el vacilete.

Da cuenta de muchas víctimas que cayeron en sus garras, la risa incontenible; tanto De Vitto como el que narra son testigos de excepción de sus fechorías escolares.

Ya vamos saliendo, tras una treintena de minutos de animadas palabras lanzadas al ruedo, el tiempo se congela para la dicha nuestra, tal vez solo cuenta que estos tres locos intentemos ser felices por contados minutos, hermanar los días transcurridos en las aulas de nuestra inexistente alma mater, entrelazar aún más los lazos de amistad brotados un día cualquiera por estos recobecos virtuales, ahora consolidados en amistad real semejante a una cofradía, la de las gárgolas sanjosefinas.

Bajamos a los servicios higiénicos, Frank que no cree en huevadas, vacila al 'Rápido' Poquito, el ' Expreso Metropolitano' para que acelere el paso y pueda llegar a hora inglesa, listo para el riego justo y necesario.

Las últimas carcajadas se van extinguiendo en la noche fresca, the final countdown, José a su taxi, Frank y yo cruzamos la gran avenida para la toma de las combis urbanas que nos llevarán a nuestro hogar, dulce hogar; será hasta la próxima cita con la cofradía gargolera, tal vez la próxima semana, quién sabe...

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