Navegando en el mar infinito de tus costumbres mejor guardadas empiezo donde terminé
ya sin remos olvidados buscaré guarecerme de esa resaca impaciente
los versos que perdí en aquel parque de tu voz sin aliento me huelen bien a ti
solo que de la nave NN recupero lo poco que saquié, sustancial e insoslayable (¿quéhacer?)
advertido estuve, cansado y trajiando solo por etapas que sigo quemando junto a la caja de mis ancestros
que vararon en la isla -aún en pie, sola contra el mundo, esperando su ocaso con estoicismo quizás ya fuera de tiempo-
así creo conocerte y mi llanto negado solo lo guardo para las ocasiones azarozas
donde el destino ahorque a mis demonios y viole mis instintos malsanos acostumbrados a mis devaneos decadentes
sin taxi que montar, con combis de mala muerte, trasunto por calles solitarias y agrestes en nombre de la poesía
bardos, escritores inéditos, músicos para ellos mismos, artistas sin laureles, solo ánimas soledades
dibujan tu contorneante cuerpo ahorita de mi pensamiento hacia la virtualidad de tu lejanía más sincera
de eso y muchos ejercicios absurdos me ocupo yo, ya sin remedio, como un remedo cotidiano, te alucino
lunes por la noche villajardiniana prosigo con esta terca costumbre de derramar letras enfriadas por el viento otoño
ya en mi cubículo imaginario me voy perdiendo como un corpúsculo insignificante en esta batahola de vida
que me ha tocado aceptar por muchos malos traeres de esferas encaletadas en universos limeños
con el corazón agitado de no saber elegir el título apropiado para este canto atemporal
partir para no ser, ser para creer que no creo que sea...
lunes, 26 de marzo de 2012
lunes, 19 de marzo de 2012
THE VOICE
La excusa mía se encuentra encubierta detrás de estas palabras
que suelo compartir con las mejores intenciones y con el narcisismo acobardado
me conformo -como ya lo es esta mediocre costumbre- con oir su voz intensa
las llamadas son el poco disfrute que me queda y tal vez una terapia necesaria
que ella ya se dio cuenta y asume su rol de bienhechora, de consejera espiritual
de psicoterapeuta amical,la voz al otro lado de la orilla me renueva, me alegra
sé que ella nunca lo hará -porque lo que no nace, no crece-; igual tomo la iniciativa
aunque me crea lo que no crea, así trasunto entre los minutos fijos o celulares
marcando el saldo, controlando el tiempo cuando es alquilado nomás
"escribe sin esperar comentarios, no esperes los 'me gusta' que no llegarán siempre"
así sentenció, -la voz en off-,que no comprende lo suficiente, la complejidad
de escribir en medio de mar adentro cuando a veces no puedes regresar
la corriente te interna sin saber plenamente si flotar o ahogarse en el intento
me quedo solo con la gravedad de su voz sensual y firme
cuando se despide lo hace con la mayor de las ternuras
capaz de arrancar más que un pétalo de suspiro
a un corazón perdido en su melomanía absurda y pueril -en cadena perpetua...
que suelo compartir con las mejores intenciones y con el narcisismo acobardado
me conformo -como ya lo es esta mediocre costumbre- con oir su voz intensa
las llamadas son el poco disfrute que me queda y tal vez una terapia necesaria
que ella ya se dio cuenta y asume su rol de bienhechora, de consejera espiritual
de psicoterapeuta amical,la voz al otro lado de la orilla me renueva, me alegra
sé que ella nunca lo hará -porque lo que no nace, no crece-; igual tomo la iniciativa
aunque me crea lo que no crea, así trasunto entre los minutos fijos o celulares
marcando el saldo, controlando el tiempo cuando es alquilado nomás
"escribe sin esperar comentarios, no esperes los 'me gusta' que no llegarán siempre"
así sentenció, -la voz en off-,que no comprende lo suficiente, la complejidad
de escribir en medio de mar adentro cuando a veces no puedes regresar
la corriente te interna sin saber plenamente si flotar o ahogarse en el intento
me quedo solo con la gravedad de su voz sensual y firme
cuando se despide lo hace con la mayor de las ternuras
capaz de arrancar más que un pétalo de suspiro
a un corazón perdido en su melomanía absurda y pueril -en cadena perpetua...
domingo, 18 de marzo de 2012
Las manos trémulas
LAS MANOS TRÉMULAS
Son de aquella humilde señora que día a día recorre una a una las calles surqueñas -quién sabe cuánto camino ha de discurrir-; antes del mediodía pasa por nuestro lado ofreciendo sus tiernos choclitos sancochados, sus apetitosas papas huayro y huevos cocidos sumado al clásico rocoto molido con ceboliita china; gorra -jockey- para guarecerse del inmisericorde calor limeño, del s...opor que hacen mella a los habitantes de esta irrefenable urbe; así me mira con su ojos pequeños, cansinos, (casi castigados por el olvido y la miseria) y como un acto reflejo -casi religioso diría- de todos sus días se pone en cuclillas para cortar las papas y el huevo encima de su balde que porta parte de su capital en procura del sustento diario que ha de llevar a su hogar y a los suyos.
Es el temblor incontrolable de sus manos agrietadas -¿dolor, miedo, nervios, parkinson, esteclerosis, alguna enfermedad degenerativa?- lo que me llamó poderosamente la atención; igual le da duro y parejo dándole la espalda a las tribulaciones de la vida y sigue chambeando.
Estamos 'aguja' tía, ¿le puedo alcanzar después?
-Así estamos todos, desde que empezó el colegio también ando así -compartiendo nuestro mutuo pesar-; no hay problema jovencito (si supiera mi edad...), me alcanza después.
-Sale, en la tarde le doy, gracias.
Me estira sus flacos brazos para alcanzarme su platito descartable, de igual forma ofrece su producto al resto de stands y se coloca a un lado del pasadizo para no obstaculizar el paso de los clientes y visitantes que pululan este centro comercial.
Se marcha la señora de la mirada triste, la del rostro envejecido por la rigurosidad de los tiempos -joven aún-, cargando su balde con gran esfuerzo, ella, sus manos trémulas, ella y la canción innombrable se pierden al final de la gran avenida como un espejismo miserable, como un vértigo asesino de nuestra realidad a cuestas...Ver más
Son de aquella humilde señora que día a día recorre una a una las calles surqueñas -quién sabe cuánto camino ha de discurrir-; antes del mediodía pasa por nuestro lado ofreciendo sus tiernos choclitos sancochados, sus apetitosas papas huayro y huevos cocidos sumado al clásico rocoto molido con ceboliita china; gorra -jockey- para guarecerse del inmisericorde calor limeño, del s...opor que hacen mella a los habitantes de esta irrefenable urbe; así me mira con su ojos pequeños, cansinos, (casi castigados por el olvido y la miseria) y como un acto reflejo -casi religioso diría- de todos sus días se pone en cuclillas para cortar las papas y el huevo encima de su balde que porta parte de su capital en procura del sustento diario que ha de llevar a su hogar y a los suyos.
Es el temblor incontrolable de sus manos agrietadas -¿dolor, miedo, nervios, parkinson, esteclerosis, alguna enfermedad degenerativa?- lo que me llamó poderosamente la atención; igual le da duro y parejo dándole la espalda a las tribulaciones de la vida y sigue chambeando.
Estamos 'aguja' tía, ¿le puedo alcanzar después?
-Así estamos todos, desde que empezó el colegio también ando así -compartiendo nuestro mutuo pesar-; no hay problema jovencito (si supiera mi edad...), me alcanza después.
-Sale, en la tarde le doy, gracias.
Me estira sus flacos brazos para alcanzarme su platito descartable, de igual forma ofrece su producto al resto de stands y se coloca a un lado del pasadizo para no obstaculizar el paso de los clientes y visitantes que pululan este centro comercial.
Se marcha la señora de la mirada triste, la del rostro envejecido por la rigurosidad de los tiempos -joven aún-, cargando su balde con gran esfuerzo, ella, sus manos trémulas, ella y la canción innombrable se pierden al final de la gran avenida como un espejismo miserable, como un vértigo asesino de nuestra realidad a cuestas...Ver más
viernes, 16 de marzo de 2012
Intento...
Intento parecerme a aquel personaje de la mirada extraviada, de la ternura inconmensurable, de su despiadada verdad
la estación a punto de morir para mutar su piel bronceada por rayos ultravioleta a cambio de las hojas secas de otoño
cantadas en blues por la guitarra claptoniana, espero sentado en la banca de todos estos años llegar a la otra orilla
sé nadar pero no es suficiente, solo floto y chapoteo contracorriente para volver donde una vez comencé
-over and over again-, al fijar mis pensamientos en el nuevo cumpleañero universal te recuerdo hermano
con tu mirada fija y puntual, con tu sonrisa de tonto, de palomilla de ventana, vuelo hacia Sao Paulo
para verte otra vez, erguido, orgulloso, tambaleante llevando a cuestas tus años recogidos desde Pueblo Libre
Jesús María, Chaclacayo, San Luis hasta tu exodo sentenciante camino al este, hasta el final de tus días
me imagino una vez más volver a abrazarte -y no haber podido decirte nunca que te quería, que te necesitaba-
me iré algún día con la última instantánea -jamás olvidada, mejor recordada- con las lágrimas al borde
de nuestro último encuentro, intento recordarte siempre y no olvidarte...
la estación a punto de morir para mutar su piel bronceada por rayos ultravioleta a cambio de las hojas secas de otoño
cantadas en blues por la guitarra claptoniana, espero sentado en la banca de todos estos años llegar a la otra orilla
sé nadar pero no es suficiente, solo floto y chapoteo contracorriente para volver donde una vez comencé
-over and over again-, al fijar mis pensamientos en el nuevo cumpleañero universal te recuerdo hermano
con tu mirada fija y puntual, con tu sonrisa de tonto, de palomilla de ventana, vuelo hacia Sao Paulo
para verte otra vez, erguido, orgulloso, tambaleante llevando a cuestas tus años recogidos desde Pueblo Libre
Jesús María, Chaclacayo, San Luis hasta tu exodo sentenciante camino al este, hasta el final de tus días
me imagino una vez más volver a abrazarte -y no haber podido decirte nunca que te quería, que te necesitaba-
me iré algún día con la última instantánea -jamás olvidada, mejor recordada- con las lágrimas al borde
de nuestro último encuentro, intento recordarte siempre y no olvidarte...
jueves, 8 de marzo de 2012
Insurrection Sunday
Imperdible tarde con lágrimas de cielo en el atardecer veraniego se dejan caer como los últimos poemas
atribulados por la ausencia tuya en estos últimos días que la semana castiga por segundo mes consecutvo
lateando muy temprano se pierden mis pasos por avenidas surqueñas hacia la guarida chamberil
incomprendida muchas veces, emociones clandestinas solo en avant premier se guardan para no piratearlas
amagues inconsistentes de saber que no llevo la palabra limpia en mi haber, solo pienso y luego desisto
intenté durar hasta más allá de mis dudas grises, -solo ocho- el conteo para la llamada con respuesta calmante
el ansia fue/es/será la causa de mis pequeñas agonías en los cuatro turnos de por vida
ayer unas cervezas en la nave de la pantera al otro extremo de la orilla, cansado para huir de la fiesta inquilina
sánguche de batalla al regreso de la noche insomne, de cruzar(me) a espectros urbanos torcidos y artificiales
el guerrero Genaro cabeceando sus anhelos, la cuadra guardará silencio y no se dirá nada de su somnolienta vigilia
comenzó su nueva experiencia secundaria -estigmas hereditarios-, mi otra por las arenas del sur
salvaguardando sus dichas contenidas, acompañada por los ojos de su nuevo amor
como toda 'movie on', arrastraremos la inconsecuencia de sus actos por menuda aparición
de un verano irrecordable con sazones agridulces, lo llamé pero no estuvo
ya el sunday, Morrisey no estará -over again- para aclamarlo, para decirle que no hay placer sin dolor
que habrá tal vez más trenes eléctricos que se descarrilen en nombre de la nueva familia
que un día fue mía, ahora solo tropiezo con hojas secas y los frutos picotaedos por aves aciagas
paridas por la culpa de haberla conocido en un lugar de la memoria maltraída...
atribulados por la ausencia tuya en estos últimos días que la semana castiga por segundo mes consecutvo
lateando muy temprano se pierden mis pasos por avenidas surqueñas hacia la guarida chamberil
incomprendida muchas veces, emociones clandestinas solo en avant premier se guardan para no piratearlas
amagues inconsistentes de saber que no llevo la palabra limpia en mi haber, solo pienso y luego desisto
intenté durar hasta más allá de mis dudas grises, -solo ocho- el conteo para la llamada con respuesta calmante
el ansia fue/es/será la causa de mis pequeñas agonías en los cuatro turnos de por vida
ayer unas cervezas en la nave de la pantera al otro extremo de la orilla, cansado para huir de la fiesta inquilina
sánguche de batalla al regreso de la noche insomne, de cruzar(me) a espectros urbanos torcidos y artificiales
el guerrero Genaro cabeceando sus anhelos, la cuadra guardará silencio y no se dirá nada de su somnolienta vigilia
comenzó su nueva experiencia secundaria -estigmas hereditarios-, mi otra por las arenas del sur
salvaguardando sus dichas contenidas, acompañada por los ojos de su nuevo amor
como toda 'movie on', arrastraremos la inconsecuencia de sus actos por menuda aparición
de un verano irrecordable con sazones agridulces, lo llamé pero no estuvo
ya el sunday, Morrisey no estará -over again- para aclamarlo, para decirle que no hay placer sin dolor
que habrá tal vez más trenes eléctricos que se descarrilen en nombre de la nueva familia
que un día fue mía, ahora solo tropiezo con hojas secas y los frutos picotaedos por aves aciagas
paridas por la culpa de haberla conocido en un lugar de la memoria maltraída...
viernes, 2 de marzo de 2012
el tercer mes con el conteo a cuestas
Encumbrado en mis dudas eternas -digo que soy pero no me la creo tanto-, atravesando mis pensamientos absurdos
muero junto a febrero en carnavales sombríos, muy cerca al olvido de su tiempo es oro, no la mencionaré por esta temporada
el quinto día advierte que después de las doce horas especificadas en el contrato patronal habrá matancera sin guaracha por la venida de Ponch
-no estoy seguro de corresponder a su llamado fraterno-, es duro continuar al borde infernal entre campos saqueados
después debo dar respuesta al llamado del poeta del 'sol partido a rayas'; con el presupuesto masacrado difícil estar dispuesto
no quiero la bomba de mi tiempo en mis manos temblorosas -aquel dedo medio jamás regresará a casa-
ni con todo el esfuerzo de Alvin Lee, me quedo con la delgadez postpúber de mi larguirucha sacrificada por los años postergados
desenmascarar la verdad a medias es un juego que nunca dominé, otro cuento chino a un mutante fusionado
está bien pendejo escuchar promesas de sinfonías que creía aprendidas, una mentira bien construida
el calor desde tempranito, desde la avenida barrial, desde los pasos apurados a ritmo de psicosis urbana
el otro distrito empieza a cocinar sus primeras esperanzas del avance de los sudores sin recompensas
debo saber para qué ese comentario surquillano en series cotidianas que invocan un final con regreso
con sabor a revancha, con oportunidades que solo se cuentan una sola vez (cruzo la última raya hacia la isla contadora)
en estas dos últimas décadas abusivas para no acordarme más, el destierro de la sentencia gradual debe pasar a mejor vida
no te nace lo que creo, ya para el viernes a tiro de gol, anhelos mundialstas solo para imbéciles
chaqueteo por las noches insomnes me cuelgo como el murciélago vengador vigilante de sus textos por venir
sin confirmación -la muerte por inanición como castigo divino- me duermo sentado que arribe tu próximo tren
ahora solo quiero la creencia de los corazones plenos, de mi fe negada, de mi pesimismo pujante y obsesivo
ocho días para Laredo, el plazo se ha extendido en cómodas cuotas atemporales, solo ella lo sabrá...
muero junto a febrero en carnavales sombríos, muy cerca al olvido de su tiempo es oro, no la mencionaré por esta temporada
el quinto día advierte que después de las doce horas especificadas en el contrato patronal habrá matancera sin guaracha por la venida de Ponch
-no estoy seguro de corresponder a su llamado fraterno-, es duro continuar al borde infernal entre campos saqueados
después debo dar respuesta al llamado del poeta del 'sol partido a rayas'; con el presupuesto masacrado difícil estar dispuesto
no quiero la bomba de mi tiempo en mis manos temblorosas -aquel dedo medio jamás regresará a casa-
ni con todo el esfuerzo de Alvin Lee, me quedo con la delgadez postpúber de mi larguirucha sacrificada por los años postergados
desenmascarar la verdad a medias es un juego que nunca dominé, otro cuento chino a un mutante fusionado
está bien pendejo escuchar promesas de sinfonías que creía aprendidas, una mentira bien construida
el calor desde tempranito, desde la avenida barrial, desde los pasos apurados a ritmo de psicosis urbana
el otro distrito empieza a cocinar sus primeras esperanzas del avance de los sudores sin recompensas
debo saber para qué ese comentario surquillano en series cotidianas que invocan un final con regreso
con sabor a revancha, con oportunidades que solo se cuentan una sola vez (cruzo la última raya hacia la isla contadora)
en estas dos últimas décadas abusivas para no acordarme más, el destierro de la sentencia gradual debe pasar a mejor vida
no te nace lo que creo, ya para el viernes a tiro de gol, anhelos mundialstas solo para imbéciles
chaqueteo por las noches insomnes me cuelgo como el murciélago vengador vigilante de sus textos por venir
sin confirmación -la muerte por inanición como castigo divino- me duermo sentado que arribe tu próximo tren
ahora solo quiero la creencia de los corazones plenos, de mi fe negada, de mi pesimismo pujante y obsesivo
ocho días para Laredo, el plazo se ha extendido en cómodas cuotas atemporales, solo ella lo sabrá...
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