viernes, 20 de agosto de 2010

Encuentro en el Bruno

Acelerado tuve que salir luego de dejar a Luana en la casa de su amiguita (su madre, la causa de mi retraso).

-Rápido, a la combi chicha- el tráfico: una mierda (es hora punta y no hay vuelta); así se pasaban los minutos en esa interminable fila de vehículos por la embotellada avenida Canadá.

Marcel no responde a mi mensaje (el cabrón seguro que se va con el Yuyo al concierto de Ataque, un informal más para mi lista negra), media hora después llego a la Arequipa para hacer conexión.

Otro traficazo (miserable existencia perdida cuando no se tiene carro) -¡una cagada!-.

Treinta minutos más a la cuenta, ya llegué, a buscar la cuadra ocho de Pardo; camino sin rumbo fijo porque no tenía la dirección exacta, creo que es esa, no, no estoy seguro, subo y bajo varias veces por las cuadras ocho y nueve, I'm lost...

Estoy a punto de tirar la toalla, se me ocurre mensajear a la 'tortuga': ¿Sabes la dirección de la Bruno Gallery, por favor? (estoy más perdido que huevo en cebiche).

Tras unos minutos de tensa espera me datea que es en la calle Francia, cerca a las Brujas de Cachiche, apuro el paso -ya son las nueve-, llegué a la galería, veo gente adentro.

A la entrada está mi amigo Miguel, saludo a Liliana, la artista de la muestra inaugurada hoy.

Doy una chequeada rápida a sus trabajos, grabados inmaculados y profesionalmente trabajados, escultura blanda, muy lúdica, muy cotidiana, tan electrodoméstica, hay una cuota de ternura materna en sus trabajos, harta chamba.

Paso al siguiente ambiente, hay otra muestra, es una colectiva; más adentro, una especie de mercadillo del arte, veo a Jaime (Higa) -el dueño de la galería-, lo abrazo después de tanto tiempo, la vida ha sido favorable con él, se le ve bien y feliz con lo que hace.

Bambarén rondando por ahí, una grata sorpresa, es Kimba Vilis, nos reconocemos, cruzamos palabras, recordamos la última vez que lo vi, en fin, una alegría saludarlo (le di mi correo y mi blog para escribirnos), hay muchas caras nuevas también, 'chiquios'.

Retorno con Miguel, está conversando con una chica de rojo, tripleo en la conversa, hablamos de la movida subte, de lo que hicimos con Miguel juntos, del trabajo anterior de grupos de arte: Huayco, Kloaka, Los Bestias, Los NN, del chino Kique Wong, de Herbert Rodríguez...

Resultó curioso que esta chica treintañera resultó ser nada más y nada menos que la actual esposa de Pervert Rod, y estábamos hablando de él sin que ella mostrase o dé señales de su relación con el controvertido artista plástico, qué modesta, qué enterada de la historia del arte y que interesante también.

Desfilan por mi lado amigos/as de mi pasado artístico: una fotógrafa hermana de un amigo que tenía una revista de arte y política, Elena Tejada, una performer women que ha hecho cosas interesantes; Carlos Troncoso ('Troncoboy') amigo de muchas aventuras artísticas; una vieja conocida, bailarina de danza contemporánea; el escultor y actual tejedor de platería, Jaime Pacheco; un pata nuevo, dibujante e ilustrador de cómics (edita la revista Carboncito), un diseñador gráfico especialista en páginas webs; conocí a Angie Bonino (dicen sus amigos que es una eminencia en lo que es trabajo en vídeo)...

Tarjetas de presentación por aquí y por allá (¡y yo no tenía ninguna que dar!, urgente: tengo que hacerme un diseño para ello).

Así con la tertulia animada, algunas copas de vino, iba avanzando la noche (jamás respondió Marcel ni llegó, mentiroso), quedamos con mi nueva amiga, en escribirnos y quedar para visitarla a su casa junto con Herbert; ahora sí, es historiadora de arte: Isella Ccoyllo.

Me encantó conversar con ella y saber de ella.

Una recitada de poesía erótica de unas poetisas calientes para una noche de frío invierno.

Nos vamos, Miguel y Liliana me jalan en su carro, subimos con Angie para dejarla en su departamento de Magdalena (bonito apartamento con vista al malecón).

Liliana propone ir al Superba para ir a comer algo o quizás tomar unas chelas; mala suerte, no hay lugar para estacionarse o una playa; seguimos hasta la Canevaro, nos despedimos, hasta la próxima.

Tomo mi combi nocturna para alejarme de la noche mágica, llena de arte y reencuentro con la amistad y la vida de un pasado hermoso.

A la casa, a comer una suprema con tallarín al pesto con su café más, luego a sumergirme a escribir esta mediana historia, es madrugada del sábado, ¡qué importa!, más vale la vehemencia compulsiva del placer de estas líneas, me voy a dormir, cansado pero...

No hay comentarios:

Publicar un comentario