martes, 15 de diciembre de 2009

Una pasión, un sentimiento llamado Universitario

Son más de cuarenta años que soy hincha del cuadro merengue, inicialmente -recuerdo cuando era chibolo, tenía unos 8 años- mi viejo nos compró a mí y a mi hermano mayor el juego completo de la crema, incluídos los chimpunes (no había dónde jugar en grass porque nunca jugué fútbol a tan temprana edad y no había canchas donde practicarlo, somos un país fulbitero más que futbolero (por eso el jugador peruano juega chiquito en espacios reducidos) y ayer como hoy tanto en los colegios como en los barrios jugábamos/se sigue jugando en la pista, en canchitas improvisadas, dos pares de piedras bastan para crear dos arcos y empezar el juego).

Bueno, en esa época comprábamos la desaparecida revista deportiva Ovación, El Gráfico y los posters de los cuadros peruanos y extranjeros de aquel entonces decoraban las paredes de nuestros cuartos.
Recuerdo las figuras de esos tiempos (los buenos y los malos) y de otros más cercanos: Héctor Chumpitaz, Rubén Correa, H. H. Ballesteros, Fernando Cuéllar, Julio Luna, Héctor Bayletti, Cachito Ramírez, Rubén Techera, Carlos Aparicio, Carlos Carbonell, Roberto Challe, Luis Cruzado,Víctor Calatayud, Casaretto, Juan Carlos Oblitas, Félix Salinas, Percy Rojas, el ´loco´Quiroga, JJ Muñante...´Cachorro´Gardella, Germán Leguía, ´Piticlín´Palacios, Culisich, Jaime Drago, Zubzuck, ´Chucky´Torrealba, Araujo, Asteggiano, el ´Puma´Carranza, Jorge Amado Nunes, Baroni, ´Balán´Gonzales, Juan Reynoso, Letelier, Baroni, Tomás Silva,´Chemo´del Solar....muchos nombres no vienen a mi memoria pero esos fueron los jugadores que marcaron mi pasión por la ´U´y lo que significaba/representa la garra: voltear un partido casi perdido, no dar una pelota por perdida , apretar al rival, no dejarlo respirar, ajustarlo cuando sea necesario, meter la pierna fuerte para demostrarle al rival quién manda, lucharlas todas, no siempre jugar bonito pero ganar a toda costa, dejar el alma en el campo de juego, no dejar de alentar, escuchar por radio, comprar el periódico, ir al estadio....

En aquellos días -en los setenta- acudía al estadio nacional a la tribuna de oriente y el clásico claxon alentando al equipo de moda, las palmas y los cánticos de los barristas batiéndose cada partido me llenaba de emoción y alegoría mi corazón.

Ya en los ochenta y noventa -cuando comenzó a formarse la ya famosa Trinchera Norte- acudía/mos en mancha con los patas del barrio y de otros lares cada sábado o domingo que jugaba el equipo de nuestros amores; nos metíamos nuestros tragos y cada jornada era una verdadera batalla, los tiempos cambiaron junto con la sociedad, el fútbol y el entorno era el fiel reflejo de los tiempos violentos y la crisis política, económica y social que se vivía.
Íbamos también al ´Lolo Fernández´, las definiciones de los campeonatos, cada campeonato, bicampeonato, tricampeonato era lo máximo para quienes éramos/somos seguidores del cuadro merengue.

Hoy después de nueve años, hemos vuelto ver a nuestro equipo ganarlo todo este año, y qué mejor manera de hacerlo en nuestro estadio y con el rival histórico de siempre, lo que le da un sabor adicional especial a esta nueva conquista, a este nuevo galardón (a sabiendas de nuestro incompetitivo, incompetente campeonato doméstico, palpable muestra de nuestra penosa realidad futbolística).

Si bien hace más de veinte años que el fútbol peruano está envuelto en una verdadera crisis de triunfos, de eliminatorias mundialistas cada vez más patéticas, de estar sumido en el sótano de la mediocridad y haber tocado fondo en toda nuestra historia futbolera; existen todavía quiénes creemos que existe la ilusión, el sentimiento de creer en su equipo de toda la vida que lo encarna, que lo vive, que lo disfruta, que sufre, que se cae y se vuelve a parar para gritarlo -de aquí a la eternidad- desde el centro mismo de nuestras entrañas: ¡Y Dale U carajo!

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