martes, 1 de diciembre de 2009

La nave de tu ausencia

El inicio de todo a veces es el comienzo de nada y tal vez el encuentro de otras historias que no existen y que están allí pero no las entiendes.
Así pues sigo por este camino interminable de letras sin tiempo ni pausa, abusando de tu paciencia te escribo y a quién sea, calmando primero mi apetito insatisfecho de virtudes no encontradas, de pasiones escondidas, de preguntas sin respuestas.
Escribo por mí, para mí, quizás para matar al asesino de la ilusión, en perfecto estado de hibernación vegeto, luego existo.
Mal que bien es un extraño, placentero, incomprensible, hasta sadomasoquista ejercicio este el de recorrer por tus entrañas extraviadas de vacío, de olvido, de nostalgia perdida, vago interminable por tu recuerdo más preciado que es el de haberme olvidado por completo.
Una y otra vez me siento agolpado, confundido por tu silencio sepulcral, tu mirada intimidante que no me dice nada, es el mejor premio que puedo recibir de parte tuya.
Visto en alto relieve, la verdad se ríe a cuestas de mi realidad que confundida continúa por senderos absurdos y equivocados tan solo para subsistir y no morir de inanición.
Cansado espero tu llamada que no llega, la noticia fresca que no emerge, la palabra mágica que lo cambiará todo.
Otro año más que termina, que se va y no hemos hecho lo suficiente para justificar nuestra pequeña presencia en este mundo, cada vez menos humano, por esta loca carrera de seguir con vida a cualquier costo, a cualquier precio, pero negándonos a nosotros mismos, traicionando los ideales, alimentando los bajos instintos.
Al cierre de esta nueva edición, lo único que queda es creer un poco que todo esto pasará, que tu imagen volverá en el momento menos pensado, que volveremos a sonreír como antes, que la alegría no será un momento pasajero en nuestras vidas y que todo este sacrificio no ha sido en vano, para cabalgar juntos por las llanuras de tu presencia más sublime que me digan que haz vuelto para quedarte entre nosotros.
Jugaremos nuestro último partido, haremos nuestro mejor esfuerzo, trataremos de cambiarlo todo sin más apuesta que la de habernos conocido y recogeremos nuestras cenizas desde lo más profundo para emerger como nuevas criaturas, imperfectas, vulnerables, sin dejar de ser nosotros mismos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario