miércoles, 30 de diciembre de 2009

El último disparo

Es otra noche más y como casi todos los días, como está siendo habitual en él, cumple religiosamente su vana tarea de agitar los dedos en el teclado incontroladamente para dar rienda suelta a esta pasión inexplicable que le invade todo (no es un músico, mejor llamarle el hacedor de ideas en el ciberespacio, por ahora).

Sabe que se termina el año y desea acabarlo con una última entrega, la que le salga; ya ni le importa saber si está bien o mal escrito, lo único que le interesa es hacerlo sin remordimientos ni meas culpas.

Alucina a veces que es un grande, nada le cuesta soñar -si es gratis-, le estimula tener como cortina musical al mundanal ruido urbano: sirenas de patrulleros, de bomberos, de ambulancias, los carros que pasan raudamente, unas tías que cuchichean al pasar en perfecto raje, los cuetones, los silbadores, y un arsenal de fuegos artificiales que revientan e incendian el cielo nocturno anunciando la culminación de un año más.

El camión de la basura con su peculiar llamado a los vecinos para que saquen su porquería correctamente envuelta, la voces de palomillas esquineros; está cansado y ya no sabe si continuar o dejarlo así, inconcluso, ¿sin pies ni cabeza?

Ha decidido terminarlo de una buena vez, ya le gana el tiempo; porque tiene que hacer las cosas de siempre para acabar su día, una jornada más en su abrupta vida, masca un chicle matatiempo y piensa que ya es hora de dejarlo todo por ahora y continuar con otra nota, tal vez los primeros días de la nueva década que se viene.

En fin, se desea asímismo un happy new year (¡qué hipócrita, ni el mismo se lo cree!), piensa en sus hijas, en sus niñas que le quitan el sueño, lo único valioso e importante que le queda, que le ha dejado esta vida, ¡vaya!

Mañana le espera un día agitado, la chamba es dura, ¡pero qué mierda!
Tiene que ir a un balneario del sur a encontrarse con su pata, sino es el mejor amigo con que cuenta, eso le emociona y le levanta la moral.

Solo ha querido despedirse de su portal, de este blog que para él es una mágica aventura con érase una vez pero con ningún colorín colorado, muchos finales inconclusos, tampoco happy ends; más bien finales infelices, tal vez aciagos, melancólicos, duros, pesimistas como es la realidad desde su perspectiva más aguda.

Como fin de fiesta, un guitarreo eléctrico con música criolla de antaño de una orquesta de un tono de una jato vecina irrumpe su concentración y se mezcla, se entrecruza con la voz romántica y tristonamente melódica de José José y sus balada perdidas en el tiempo propaladas por el equipo de sonido de un auto invasor.

-Ya está bueno tanto ruido (irónicamente alguien taladrea contribuyendo con el bulllicio y el chongo barrial), se rasca el cuello y el cabello largo que aún le acompaña desde que decidió adoptar ese look a partir de los diez años...analiza, divaga y sentencia: Ta mañana mundo cruel, me voy y no vuelvo.

La alarma atosigante del carro de al frente, el llanto desesperante de aquel calato que no sabe cuando callarse me obligan a salir de mi laberinto escrito esta vez.

Chau, ¡bang!, se oyó un disparo en el viento, no se sabe de dónde, de quién y cómo, la puerta se cerró violentamente porque la corriente de aire que la ventana dejó escapar, así lo quiso.

Maldita sea que tal final.



Súperwritter

My name is Led Cepillin, mi misión es convertir lo irracional, lo absurdo, lo imposible, lo nefasto, lo sentimental en algo que tenga forma y algún sentido, que cause algún tipo de reacción o simplemente quedarse en el más absoluto olvido.

My guns are la creación transformadora, la alucinación, subvertir el arte de escribir a través de viajes atemporales con la mente y el corazón.

COMING SOON...en las mejores salas de estreno de su barrio.

Estreno Mundial: aún por verse, nada está escrito, maybe tonight...

martes, 29 de diciembre de 2009

Antihéroe

Apoyado en lo único que le queda, el hombre de la desgarbada figura planea volar más allá de lo que sus lánguidas energías le permitan.

Así cree, así lo piensa, que está de regreso, de bajada, ha transcurrido más de la cuenta y el tiempo se ha convertido en una larga lista de espera al final del pasillo.

Mirada furtiva, extraviada, poética -como lo mencionara en el pasado Álves-, aquellos inmensos ojos pardos son dos faroles que iluminan la noche más negra.

El cabello -a lo Harrison- solo se lo corta cada muerte de obispo, de delgadísima estampa (radiográfica, acorde con su realidad) no es más que un autoretrato distorsionado por la mano de Dalí.

Ha vencido a la muerte en incontables ocasiones y lo sigue haciendo (son otro tipo de muertes más lentas, más cotidianas, generalmente muere un poco a veces y resucita de entre sus escombros, sobrenatural).

Le gusta jugar al extremo: las situaciones límite, al filo de la navaja, a salto de mata
-rememorando a su mentor-; son películas que ya ha visto miles de veces, la mayoría en versiones pirata.

Deja dos hermosos ombligos umbilicales que lo unen donde vaya, en este eterno caminar de rosas negras, de paisajes deforestados, de tierras saqueadas, de corazones acribillados por palabras asesinas, de valles dantescos, de muertes anunciadas...

No queda nada más que ver en la cartelera...sin embargo pese a su inconstancia habitual, a su poca fe, a su avasallante inperseverancia, a su poquedad.

Al final, doblando a la izquierda, junto a la piedra gris puntiaguda que duerme al pie del acantilado; está la décima puerta que abrirá el corredor, el pasadizo eterno de este manicomio para huir hacia algo que no sabe cómo vendrá, qué color, qué forma, qué olor tendrá.

Solo sabe que vendrá para jugar el rol más importante de su pequeña vida, este guión no está escrito aún, to be continued...





ESTACIÓN DESAMPARADOS

Tengo quince minutos para escribir esta nueva historia de placeres escondidos y pesares que ya no saben qué son, cuán profundo han caído o tocado fondo en este mundo de reveses inquietantes.

Ad portas de mi almuerzo inapetente estoy, sin embargo trago mi hastío como para soportar todo este trajín que conlleva la subsistencia diaria, de traer un poco de pan a la mesa.

Los latidos son frecuentes, las pulsaciones y taquicardias son un fallido homenaje por ti.

Más otro es el apetito por aplacar, por saldar cuentas conmigo mismo, contigo, no hay respuestas.

Tan variable es el clima, esta asfixiante llovizna que azota la ciudad, el cielo gris panza de burro de esta Lima cruel, densa, atosigante, pálida y lánguida que se recoje en su manto de tristeza y soledad.

No es primavera aún, el sol no es más que un extraño fulgor que resplandece de vez en cuando -como tú-, cuando lo desea, cuando lo decide.

El reloj de arena amenaza con su característica ironía, tengo que correr, queda poco tiempo para dejar hablar al lapicero, así es este día, así es mi tiempo, así es mi vida.

Es el último tema del concierto de los adioses tristes y las bienvenidas negadas; asumo mi realidad, me escondo en mi capullo para invernar de ti, porque este cansado corazón estremece de espera, de secretos prohibidos.

El tren pasó de largo, el viaje pospuesto, el boleto perdido; y una vez más quedo varado en la estación infinita de tus recuerdos más preciados, ¿la nostalgia?, la nostalgia es una hoja seca que se la lleva el viento.

Salamanca, invierno de 2009

lunes, 28 de diciembre de 2009

Recuerdos al filo de la medianoche

Estoy cansado y al filo de la medianoche
no me importa, tu rostro siempre vuelve a mí
para impulsarme a seguir escribiéndote
a seguir haciendo esto por ti, para ti.

Quiero incluirme en tus sueños
How you gonna see me now?, ¿de veras me ves?
siento que debo arriesgarlo todo, más de lo que te imaginas
mientras la ciudad duerme

en el silencio de la noche yo te busco y no te encuentro
atrapado entre la somnolencia y la realidad sigo aquí
en la soledad del cuarto callado imploro este deseo
que me invade todo, que me envuelve, que me atrapa, que me seduce.

Ya es otro día más en esta larga lista de espera
solo aguardo tu próximo mensaje
que me diga cuándo te veré
el canto de los grillos será la banda sonora que acompaña este recital
para estrenar esta composición inédita.

Atiborrado por una gran pasión que no puedo pronunciar
el bolígrafo me hará el favor de hacerlo por mí
nunca fui bueno para decirlo cerca a ti.

La respuesta final podría estar cerca
o simplemente debo esperar hasta que tus labios sean propicios.

Han pasado casi tres semanas desde aquel emotivo encuentro
el cual no puedo olvidar y deseo siempre recordar
ojalá te pueda hallar en un cálido abrazo
y la unión de nuestros cuerpos dirá al fin
que no nos equivocamos esta vez, ya es tarde y debo dormir.

domingo, 27 de diciembre de 2009

Merry Christmas

Después de la navidad solo quedan las cenizas de aquella cena que quiso ser alegría y terminó encogiéndose, eructando atisbos de locura y saciándose los ultimos sorbos de champagne mal brindados.

Después de la navidad está el resto de tu mirada lejana que se esconde entre sí, sin saber que los papeles de regalo servirán para embalsamar tu irrelevante silueta.

Después de la navidad nos marcharemos solos hacia el malecón de las angustias como viejos soldados de güerra que solo desean ser exiliados para no volver hacia sus pasos ebrios de pena y dolor.

Después de la navidad enjugaremos nuestros sudorosos rostros para que aquellas luces de bengala iluminen el último baile que se avecina.

Después de la navidad cantará un borracho solitario, mascará su orgullo y pateará una vez más el tablero de su desdichada vida.

Después de la navidad comeremos eternos pavos y lechones reciclados, los sazonaremos con lo mejor de nuestra existencia, emplearemos todos nuestros miembros y no nos cansaremos de agitar los utensilios hasta quedar hartos y tendidos hasta el próximo año nuevo.

Después de la navidad abrazaré a mi pequeño arcángel, casto, libre de toda culpa y pecado a la espera del visitante rutilante que traiga las buenas nuevas o sencillamente más de lo mismo.

Después de la navidad un centellante automóvil propalará una agonizante cumbia que contaminará una vez más la calma de tu patético espíritu navideño.

Después de la navidad ¿qué?

sábado, 26 de diciembre de 2009

El ermitaño del piso dos

Vive en un cuarto algo desordenado entre poemas perdidos entre el polvo y el tiempo, un arsenal de dividis, la gran caja de entretenimiento cotidiano; almacenan su extraña alma que vagabundea meditabunda su solitaria figura.

Tras un accidentado año se ha convertido en el nuevo habitante de este improvisado refugio aún inconcluso, todavía a medias como es el trailer que sigue estrenándose a diario en las grandes salas de su inconciencia.

Levantarse every day cuando el sol recién asoma por la ventana de la impaciencia, guardar el alimento para no caerse muerto, camina cada maldita mañana hacia la caldera del diablo.

Por los jirones, avenidas descontroladas, sumergidas en la sordidez del paisaje agreste, es una insana costumbre esta la de transcurrir por la inmediatez de su tiempo, este que le ha tocado en la rueda de la fortuna.

Así se pasa la vida, se va consumiendo, se va extinguiendo, retorna una y otra vez a su guarida, entra como un polizonte, rápido para evitar encontrones que no desea y mucho menos detenerse, solo quiere descansar, arrojarse a su lecho, quedarse pegado al televisor eternamente.

La noche ha caído y un día más a la cuenta de la larga lista de almanaques extraviados que tampoco los cuenta, solo vive el presente porque el pasado es una vieja hoja seca que jamás reverderá.

El futuro no existe, es igual que hablar del hoy, así es y en este diario desencuentro de pasiones olvidadas, de risas acalladas, de alegrías encerradas bajo llave; grita su nombre en la soledad más absoluta abriendo grietas insalvables y melancólicas.

Al cierre, al filo de la medianoche, un guitarrista de blues tocará su último y gran solo, ya es tiempo de despedirse, no queda otra, a esperar el siguiente amanecer con los dientes apretados y el corazón encallecido por tu fatal decisión, por tu sentencia que no deja respirar ni a la polilla que duerme bajo mi cama.

jueves, 24 de diciembre de 2009

A la espera de tu recuerdo caigo en el mismo vacío

A la espera de tu recuerdo caigo en el mismo vacío y vuelvo a castigarme en este juego absurdo que es estar suponiendo la llegada de tu presencia virtual.

No sé quién eres hoy, ayer sí lo supe, pero todos estos años que han pasado se han perdido en el más absoluto olvido.

Ahora ya no pienso más en remitirte mis más profundos sentimientos ni obsequiarte nada que se parezca a eso que creemos que es lo que ansiamos con pasión.

El destinatario será otro, otros los que lo reciban, que lo ignoren, que lo acepten o comprendan la insensatez de estas palabras que flotan en eterna letanía.

Tras bastidores solamente la nada, ese concepto ambiguo que lo quebranta todo y tal vez nos llene de la misma sensación que ahora estás/están sintiendo.

Como siempre fiel a este estilo incierto me aparto mucho más de ti, las reglas de juego han cambiado radicalmente y lo vano de este suboficio se termina por diluirse en el silencio de tu mirada, en el desprecio de tu negación.

Basta –digo yo- ¿por ahora, por siempre, hasta vernos en un hasta luego?
Ya nada importa, el discurrir del tecleado incesante de mi respiración se confronta con la parsimonia de lo lejano de este camino que no encuentro aunque las huellas de tu sudor hayan dejado marcas imborrables en mi piel.

Valgan verdades y cuando la noche aceche con su negro manto, aquellas fulgurantes estrellas no lo serán ya más porque así lo quisiste tú.

Esta vez la travesía será corta pues he de proseguir con mi viaje austero, peligroso, inconcluso, mientras tanto cierro el archivo de lo innombrable para despedirme por enésima vez de ti, sin mayor compromiso que el de verte solo por una vez más en mis pensamientos, cuando cierre los ojos y me vuelva a acordar de ti.

Adiós pues musa extraviada, adiós alma blanca que se ha escapado de este viajero cansado de esperarte y que creyó encontrarte de nuevo, adiós.

martes, 15 de diciembre de 2009

Una pasión, un sentimiento llamado Universitario

Son más de cuarenta años que soy hincha del cuadro merengue, inicialmente -recuerdo cuando era chibolo, tenía unos 8 años- mi viejo nos compró a mí y a mi hermano mayor el juego completo de la crema, incluídos los chimpunes (no había dónde jugar en grass porque nunca jugué fútbol a tan temprana edad y no había canchas donde practicarlo, somos un país fulbitero más que futbolero (por eso el jugador peruano juega chiquito en espacios reducidos) y ayer como hoy tanto en los colegios como en los barrios jugábamos/se sigue jugando en la pista, en canchitas improvisadas, dos pares de piedras bastan para crear dos arcos y empezar el juego).

Bueno, en esa época comprábamos la desaparecida revista deportiva Ovación, El Gráfico y los posters de los cuadros peruanos y extranjeros de aquel entonces decoraban las paredes de nuestros cuartos.
Recuerdo las figuras de esos tiempos (los buenos y los malos) y de otros más cercanos: Héctor Chumpitaz, Rubén Correa, H. H. Ballesteros, Fernando Cuéllar, Julio Luna, Héctor Bayletti, Cachito Ramírez, Rubén Techera, Carlos Aparicio, Carlos Carbonell, Roberto Challe, Luis Cruzado,Víctor Calatayud, Casaretto, Juan Carlos Oblitas, Félix Salinas, Percy Rojas, el ´loco´Quiroga, JJ Muñante...´Cachorro´Gardella, Germán Leguía, ´Piticlín´Palacios, Culisich, Jaime Drago, Zubzuck, ´Chucky´Torrealba, Araujo, Asteggiano, el ´Puma´Carranza, Jorge Amado Nunes, Baroni, ´Balán´Gonzales, Juan Reynoso, Letelier, Baroni, Tomás Silva,´Chemo´del Solar....muchos nombres no vienen a mi memoria pero esos fueron los jugadores que marcaron mi pasión por la ´U´y lo que significaba/representa la garra: voltear un partido casi perdido, no dar una pelota por perdida , apretar al rival, no dejarlo respirar, ajustarlo cuando sea necesario, meter la pierna fuerte para demostrarle al rival quién manda, lucharlas todas, no siempre jugar bonito pero ganar a toda costa, dejar el alma en el campo de juego, no dejar de alentar, escuchar por radio, comprar el periódico, ir al estadio....

En aquellos días -en los setenta- acudía al estadio nacional a la tribuna de oriente y el clásico claxon alentando al equipo de moda, las palmas y los cánticos de los barristas batiéndose cada partido me llenaba de emoción y alegoría mi corazón.

Ya en los ochenta y noventa -cuando comenzó a formarse la ya famosa Trinchera Norte- acudía/mos en mancha con los patas del barrio y de otros lares cada sábado o domingo que jugaba el equipo de nuestros amores; nos metíamos nuestros tragos y cada jornada era una verdadera batalla, los tiempos cambiaron junto con la sociedad, el fútbol y el entorno era el fiel reflejo de los tiempos violentos y la crisis política, económica y social que se vivía.
Íbamos también al ´Lolo Fernández´, las definiciones de los campeonatos, cada campeonato, bicampeonato, tricampeonato era lo máximo para quienes éramos/somos seguidores del cuadro merengue.

Hoy después de nueve años, hemos vuelto ver a nuestro equipo ganarlo todo este año, y qué mejor manera de hacerlo en nuestro estadio y con el rival histórico de siempre, lo que le da un sabor adicional especial a esta nueva conquista, a este nuevo galardón (a sabiendas de nuestro incompetitivo, incompetente campeonato doméstico, palpable muestra de nuestra penosa realidad futbolística).

Si bien hace más de veinte años que el fútbol peruano está envuelto en una verdadera crisis de triunfos, de eliminatorias mundialistas cada vez más patéticas, de estar sumido en el sótano de la mediocridad y haber tocado fondo en toda nuestra historia futbolera; existen todavía quiénes creemos que existe la ilusión, el sentimiento de creer en su equipo de toda la vida que lo encarna, que lo vive, que lo disfruta, que sufre, que se cae y se vuelve a parar para gritarlo -de aquí a la eternidad- desde el centro mismo de nuestras entrañas: ¡Y Dale U carajo!

Crónica insatisfecha

Atormentado por este sentimiento febril empiezo otra vez
a dibujar sinsabores en la noche aturdida/estremecida/partida/tengo el alma.

Los no sé son lamentos compungidos que sobrevuelan mi dolor
tu retrato incontrastable vaga resplandeciente en mi memoria.
Inocultable amor, agobiado por lágrimas inexistentes
que se sumergen en este interminable laberinto de pasiones.


Llave de sol en la FM me conecta con mi sensible espíritu adormecido, la melancolía no es más que una mueca de un payaso surrealista que se agita sudoroso en la función de esta noche.

Tu mensaje no llega, desespero por mensajearte y no quiero hacerlo, temo aburrirte y provocar lo que menos deseo.
Hora de comer: pechuga con huevo frito y arroz parecen estar a la altura de las circunstancias; igual no me detengo en esta loca carrera de palabras inconsistentes y prosa resquebrajada.


La hora amenaza y no sé nada de ti, tal vez mi último mensaje sea la causa, la noche se hace más larga sin tu presencia en mi celular, el buzón vacío sin noticias tuyas.

Tras unos bocados de mi improvisado menú; engullo con desesperación mi culpa, mi inseguridad, mis remordimientos, mi tristeza entera (los chicos no lloran –reza la canción-, mi lamento es por dentro nadie lo sabe, es como esta terca garúa limeña que inunda las calles solitarias cubiertas de nostalgia).

En un quebranto lejano grito mil veces tu nombre, el eco se burla de mí.
Escribir algo diferente, imposible, la alegría es un carnaval patético de espectros en una primavera negada.


El plato frío no importa, sigo aquí esperándote, en una búsqueda sin sentido, tu llamada no llega, el tiempo no entiende de amores truncos.
Ya no más –por ahora- BREACK, tiro el lapicero, guardo la hoja acribillada de lamentos y emociones clandestinas. Es hora de irme.




miércoles, 9 de diciembre de 2009

Después del 29

No me olvido de ti gran hermano, la lluvia nos ha invadido casi a diario, el cielo continúa llorando –no necesariamente de ti/por ti)- incesante, colmante, envolvente; todo esto alimenta mi espíritu y mis ganas de verte otra vez, en ese espacio imaginario que creen que existe.

No hicimos nada por ti –esta vez-, los recuerdos de tu paso, de tu feroz huella, de tu presencia anhelada por tantos que no cesan de recordarte lo ambivalente y auténtico que fuiste.
El tiempo pasa, nos alcanza, no perdona: nos premia a algunos, nos castiga a tantos que seguimos aún prendidos en extraña cosa llamada vida.


Recuerdo –cómo olvidarlo- aquel día, aquellos instantes, tal vez premonitorios; justamente en ese momento estaba/estábamos hablando de ti con la que ya no es, salía(mos) de la clínica, escupí al suelo tal como lo hice aquella vez en Sam Pa y fue la última vez que lo hice por allá porque me corregiste, que eso no se acostumbra allá, estaba fuera de lugar…

Solo minutos después –mi padre/nuestro viejo- llamó al celular confirmando tu desaparición.
Aquella vez ha sido la última que abracé de veras al viejo, nos enlazamos en un abrazo sincero y todo eso fue por ti.


De vuelta a la casa: tristeza, tragedia, dolor, y mucha pena por la manera en que te fuiste, no digo el rollo de siempre, de todos cuando no saben qué decir y lo primero que viene a sus bocas: Dios sabe porqué se lo ha llevado.
Nadie sabe porqué –esa es mi reflexión- tan sólida como la vida es la muerte misma, dijo Ciorán (espero que así se escriba).


Entonces digo que –eso sí va más allá de nuestra comprensión, es algo paranormal, increíble- fue más que una coincidencia, que existen fuerzas ajenas y extrañas a este mundo que no podemos explicar o descifrar.
Tú quisiste despedirte antes de irte, así lo creo, no sé si solamente de mí pero mi pensamiento estuvo contigo, fue para ti y tú te desdoblaste hasta acá, no me cabe la menor duda.


En estos días tan aciagos, resulta bello e interesante hablar de ti, enarbolarte y volver a conversar contigo, no me gustan las despedidas, son malditamente tristes e injustas, chau Kique, te quiero, te llevo por una eternidad en mi corazón.

Boomerang

De vuelta al barrio de las palabras perdidas, de las palabras sin destinatario que flotan anhelantes en tu remolino de recuerdos.
Fatigantes son, se entrecruzan sentimientos, se levantan y se caen, una y otra vez sin cesar.


Así, de esta manera inicio otro viaje en el ciberespacio inmemorial que no encuentra su camino de regreso si no existe uno de partida hacia lo que imagino es mi meta insatisfecha.


La semana fue dura, salvaje, inmisericorde, como es la vida, como es tu vida y la de tantas almas vagabundas que transcurren a partir del primer rayo de luz hasta la caída de la noche más oscura.


Versar siempre es una tarea difícil y la terquedad de mi temática lo es más, ansío remontarme en lo innombrable, lo que ya suena trillado pero es menester de este fatigado ser buscar en este laberinto lingüístico la verdad oculta, la verdad que no es verdad y se parece más a este cajón polvoriento que clama una limpieza de alma infinita.


En los rincones más estrechos, en los rincones secretos trato de hallarte y no estás (solo una foto enmarcada de aquellos años idos parece decirme algo que no escucho, que trato de entender, es una lengua extraña, la que jamás he oído en mi vida y me esfuerzo por traducir).


A veces la nada es lo predominante, el sonido del silencio es la eterna sinfonía entre dos almas que alguna vez fueron gemelas, la indiferencia abunda en los pasillos de mi corazón, Solange siempre conmigo, siguiéndome a todos lados, es una fiel compañera, lástima que no pronuncie palabra alguna.


Otra es la canción, otro es el ritmo, otro es el viento que sopla esta vez, al revés de esta minihistoria retorcida de miradas que no las miran, de voces mudas, de latidos que no emocionan, de estrecheces de corazones muertos.


El diálogo se rompió, ya no hay esperas, los vuelos están cancelados, todas las vías destruidas, ningún canal de comunicación funciona, parece un clima de guerra fría, de pensamientos silenciados, de citas oxidadas por el vacío que hoy habita tu corazón.

lunes, 7 de diciembre de 2009

Allí va el loco

Está creciendo, ahora es más fuerte, mucho más aguerrido, el coraje, el pundonor son sus mejores armas; no se achica ante nada y ante nadie (si así fueran todos nuestros jugadores otra sería la realidad, otra sería la historia).

Al pasar por el kiosko -de periódicos- del arco de Salamanca, estaba otra vez en los titulares de la mayoría de diarios del país, me enteré que había 'vacunado', que había clavado, que había encajado una diana más en la valla contraria: esta vez a unos veinte metros del arco; no he tenido la suerte de ver el gol hasta ahora.

Pero repaso su historial: desde que por vez pimera lo vi vistiendo la casaquilla merengue, la actitud para pelear cualquier pelota y nunca darla por perdida, era más chiquillo, más delgado, con el pelo más corto, la forma de pegarle al balón, sus goles espectaculares le sirvieron para emigrar al Colón de Santa Fe de Argentina; tiempo suficiente para demostrar que estaba para más y así fue; dio el gran salto a Europa.

Del Catania hoy en la Fiore; inicialmente generó dudas en los tifossi; el porqué de su traspaso tan caro y se fue acomodando hasta encontrar su verdadera posición (se inició en el fútbol como marcador izquierdo), es volante por izquierda y con llegada (el inefable Chemo del Solar siempre lo ubicó como marcador desperdiciando su verdadero potencial).

Así como el Perú está de moda ante los ojos del mundo, nuestro loco también lo está en Europa y ante el planeta entero.

Cómo no olvidar aquella corrida espectacular -en el Monumental- desde antes de la media cancha por la banda izquierda sacándose a Bataglia y atropellando cual furiosa locomotora sacar ese centro venenoso que se convirtió en puñalada Fano; claro, no sirvió de nada porque estamos más perdidos que cojos en carreras de ciegos.

Pero sirvió para ilusionarse, para creer que todavía existen este tipo de jugadores que pueden torcerle el cuello a la historia, a lo negado, a lo inalcanzable.

Son esos únicos e incontables momentos cuando la piel se te eriza, los poros se te abren y emergen esos puntitos en la piel; cuando la pasión te aborda y te estremeces de pies a cabeza, te sientes feliz como un niño, cuando empiezas a creer que nada es imposible.

Ahora solo aguardamos con ansias el gran salto, el pase del próximo año, la contratación millonaria, cuando se vista de corto con la del Real y pueda seguir dándonos alegrías a los que amamos este controversial deporte.

Paso al loco de la plaza, paso al loco de la calle, paso a las ganas de vivir...
¡arriba el loco, viva Juan Vargas!

jueves, 3 de diciembre de 2009

La Vie en Rose

Salió muy tempranito –como todas las mañanas suele hacerlo- rumbo a su cotidiana labor, enciende un cigarrrillo apresurado como la vida que le plantea cuestionamientos de nunca acabar.
-Este es mi desayuno matutino –se dice asimismo-, el tiempo pasa volando y como tantas veces no alcanza para preparar alguito para iniciar con energía los retos diarios de esta vida, ¿cuál vida qué vida?

Ya en medio del camino se acuerda que olvidó la muda limpia de ropa de trabajo, tiene que dar marcha atrás y volver como un loco torbellino a su casa a recoger lo que le faltaba.

Como una película en retroceso cruza el parque raudamente, un perro orinando husmea algunos restos, los pájaros, mi madre y el jardinero municipal regando el verde, la gente trotando alrededor de las veredas, otras almas caminan hacia sus trabajos cual competencia de caminata olímpica sin mirar a un punto fijo, con la angustia y preocupación clavadas en sus agitados rostros, ese es el paisaje urbano con el que siempre se encuentra a diario.

En un tropezón involuntario; se cruza, se encuentra con dos bellos ángeles extraviados a quienes les da el beso del amor filial, lo que le impulsa a seguir adelante por este interminable camino de dudas, los castos seres le acogen con sus tiernas alas y casi en un segundo desparecen volando hacia su destino marcado.

Las ansía, las extraña, las ve –de lejos- desaparecer y no puede ir con ellas, es imposible alcanzarlas porque cada uno va por caminos separados, más tarde las volverá a ver, cuando caiga la noche.

Llegada (¡al fin!), a la fábrica de ansiedades e ilusiones ¿perdidas? Son las siete y media de la mañana, se le hizo un poco tarde pero llegó a su destino calcado, sudoroso, con los zapatos incendiados por una nueva marca quebrada para no perder el paso ni el piso.

-Buenos días –a todos- y al boss en especial; con las excusas de por medio, su alma (lo que queda de ella) se agita para no sucumbir a los reproches que salen disparados por el ‘adjunto’, el que le exige que sea eficiente y cumplidor, competente y criterioso (¡vaya!).

-I’m machine (asume que lo es desde el día que inició los trabajos en este enigmático lugar), un terminator, en la fase aún no escrita por guión alguno, un engranaje más de este complejo rompecabezas que le da el sustento para supervivir, que le da en qué pensar qué hace allí buscando anhelos.

Interview: -Bueno, es otro día más en el paraíso (ahora que estoy a medio descanso aprovecho esta tregua importante para mí, escribiendo, soñando, quizá para otros: perdiendo el tiempo en teclear frente a una pantalla multicolor que asume mi identidad desconocida).
Hay que comenzar otra vez, como siempre es lo habitual, justo y necesario, así está escrito, así es y así será for now.
El taller inició su demoledor día, endiablado, furibundo, avasallador, incomprensible.
Las máquinas dan rienda suelta a su mecánica rutina, la temperatura es alta, sofocante, hay que acostumbrarse o acostumbrarse, no queda otra porque –por ahora- el horizonte solo pinta para gris.

Las horas han transcurrido y el grupo de trabajadores épicos se acoplan a la función del sistema, tienen que correr para acabar lo más temprano posible, el producto ha de salir lo más perfecto que nuestras temblorosas manos puedan dar salida hacia lo que se cree es la calidad total, la producción en serie está en marcha y va en aumento (hoy la carga ha sido mayor que la vez anterior y seguirá increscendo), hay que cumplir con la cuota diaria, esa es la consigna, esa es la tarea, esa es la obligación, esa es la condición.

Es mediodía y hay que almorzar, la fila de tapers espera su ingreso al microondas quien los recibe con el calor de una madre que espera a su hijo a la salida del colegio.
La mesa improvisada está servida, una oncena de pacmans engulle con infrenable desesperación los alimentos que tan sufridas manos han preparado para los valientes caballeros de la mesa cuadrada y quién sabe cuánto les ha costado.
Quince a veinte minutos es el tiempo para acabar el contenido, hay que apurarse, aquí siempre es así si no se llega a terminar con la orden del día.

De vuelta a la carga, de vuelta al caldero, todas las presas están en el asador; parece que vamos a terminar antes de lo previsto -menos mal-, creo que hoy salimos más temprano de lo acostumbrado.

Son casi las seis de la tarde, la producción está cerrada, hemos dejado todo en la cancha –como manda el ´jurgol`-.
La limpieza final, el producto empacado, los antihéroes –cual final de la UEFA- van camino a los vestuarios para asearse y cambiarse, para salir lo más rápido rumbo a sus casas.

La tarde ha caído, estamos dejando el local, a la salida mi ´súper´ me dice que venga –al día siguiente- en el turno de la tarde (turno más jodido porque se coge parte de la tarde hasta la noche, mejor es entrar temprano a trabajar y salir después del almuerzo), donde manda capitán…

Es de noche, en mi agitado y diario discurrir por el mercado salamanquino compro algunas cosas para mis chicas y para mí también. Llegué a la puerta, toco el timbre con el clásico tono de la barra de la ‘’U’’: ¡ta ta ta tan!, al poco rato salen a mi encuentro las niñas de mis ojos, nos enfrascamos en un cálido y mágico abrazo –el tiempo se detiene por un instante y dejo atrás todo lo malo, me olvido de todo, de los problemas, de la chamba, incluso de mí…-.

Nos despedimos con un después, con un hasta pronto, con un hasta siempre, llego a mi otro ‘hueco’; la gran mamá se encuentra en la cocina, a media luz viendo sus talks shows y telenovelas brasileras de siempre.

Le saludo y le cuento rápidamente que escuché en la radio acerca de la muerte de Michael Jackson y Alicia Delgado; ella no sabía nada (en contraparte me informó que Farrah Fawcett también había dejado este mundo) -¡y eso que ve TV!- , sube -al segundo piso- velozmente a contarle a mi viejo sobre las malas nuevas.

Aprovecho ese corte comercial para subir a mi cuarto y dejar mis pertrechos de combate; enciendo la televisión para ver algo de fútbol, de noticias: Estudiantes ha ganado, Brasil también y la mayoría de canales de señal abierta y cerrada están inmersos en los funestos sucesos anteriormente relatados.

Tengo hambre, las tripas reclaman su bocado; subo a la cocina del tercer piso para aplacar tamaña agonía.
Cuatro sánguches de jamón ahumado que había en la refri calman mi martirio: barriga llena, corazón contento.

Otra vez la TV: fútbol es lo que se impone, la Liga mona venció a los brachicos del Inter, nos siguen llevando ventaja, mientras sigamos sumidos en una mesiedumbre y corruptela que aflora como la pus de un enfermo terminal la historia seguirá siendo la misma por los siglos de los siglos...

Entre el divo del pop que nació negro y murió blanco después, la desaparecida cantante vernacular –que se fue envuelta en una tórrida relación-; me acuesto empijamado de tanto trajín y cansancio, el cuerpo pide descanso ¡a gritos!, mi mente aún no, divago sobre el intenso día que tuve, Soledad se acuesta a mi lado sin pedir permiso, ya es una costumbre diaria estar con ella en todas las habitaciones de la casa, los ojos se me entrecierran como dos persianas que claman que baje el telón.

La última orinada de la noche: pienso, luego existo; son casi las once y treinta, mañana será otro día, siento que me voy a otra parte, quiero irme a otro lugar, salir de este laberinto cotidiano…ces´t la vie.

martes, 1 de diciembre de 2009

Un día cualquiera

Salió temprano por la tarde, como cualquier día, como cualquier otro día.
El sol ha estallado de luminosidad, casi tambalea cegado por el imponente rey, las calles son un camino infinito sin saber de tu llegada.
Tropiezo conmigo mismo –a veces- a sabiendas de que tiene que estar a la hora pensada para hacer esto que hago por ti.
En medio de mi diario transitar me encuentro con dos tiernas ninfas: la flaca y la exótica.
Son mi sangre, las únicas criaturas de este mundo a quienes les doy todo lo que soy (por ti igual lo haría si la oportunidad me darías).
La despedida obligada para continuar con mi travesía perpetua. Llego a mi guarida, home swett home; subo raudo hacia mi pequeña casa, ahora más grande sin ellas.
Lonely boy se acuesta sobre su cama para dividear, para admirar repetidas veces el mismo concierto que lo tiene embelesado cada día, cada tarde, cada noche, como un fan más se pega al monitor multicolor y se funde para ser uno solo.
Así continúa su día por la tarde el hombre de la delgada figura, abandona hasta la próxima al popstar para retornar a sus quehaceres cotidianos.
Refregando y enjuagando sus prendas íntimas sigue pensando en ella, quien ahora no le acepta la propuesta de su vida –por millonésima vez-, de su amor abierto, de su declaración clara y sincera, por el tiempo perdido, porque la vida le ha jugado mal quien hoy tiene muchos reparos para creer que hoy también es ayer, porque ahora no sabe y no quiere saber.
For the moment, nothing; no hay tiempo para amar y para sufrir, ¿para qué?
Entonces se conforma con imaginarse que la quiere, que está con ella, que la ausencia de su recuerdo le acompaña, le conforta como le hace daño el amor negado, lo sabe pero insiste vanamente en su terca misión, en mostrarse como es, sin embargo hace falta más que eso.
El tiempo cura las heridas –dicen, ¿quién dice?-, no es este el caso.
Así pues, culmina este manifiesto cursilove, esta insólita historia de sentimientos entrampados, de happy ends inconclusos.
Más tarde quizá o simplemente terminar con todo esto; mientras tanto seguirá aguardando, el tiempo no sabe de respuestas ni de amaneceres eternos.

La nave de tu ausencia

El inicio de todo a veces es el comienzo de nada y tal vez el encuentro de otras historias que no existen y que están allí pero no las entiendes.
Así pues sigo por este camino interminable de letras sin tiempo ni pausa, abusando de tu paciencia te escribo y a quién sea, calmando primero mi apetito insatisfecho de virtudes no encontradas, de pasiones escondidas, de preguntas sin respuestas.
Escribo por mí, para mí, quizás para matar al asesino de la ilusión, en perfecto estado de hibernación vegeto, luego existo.
Mal que bien es un extraño, placentero, incomprensible, hasta sadomasoquista ejercicio este el de recorrer por tus entrañas extraviadas de vacío, de olvido, de nostalgia perdida, vago interminable por tu recuerdo más preciado que es el de haberme olvidado por completo.
Una y otra vez me siento agolpado, confundido por tu silencio sepulcral, tu mirada intimidante que no me dice nada, es el mejor premio que puedo recibir de parte tuya.
Visto en alto relieve, la verdad se ríe a cuestas de mi realidad que confundida continúa por senderos absurdos y equivocados tan solo para subsistir y no morir de inanición.
Cansado espero tu llamada que no llega, la noticia fresca que no emerge, la palabra mágica que lo cambiará todo.
Otro año más que termina, que se va y no hemos hecho lo suficiente para justificar nuestra pequeña presencia en este mundo, cada vez menos humano, por esta loca carrera de seguir con vida a cualquier costo, a cualquier precio, pero negándonos a nosotros mismos, traicionando los ideales, alimentando los bajos instintos.
Al cierre de esta nueva edición, lo único que queda es creer un poco que todo esto pasará, que tu imagen volverá en el momento menos pensado, que volveremos a sonreír como antes, que la alegría no será un momento pasajero en nuestras vidas y que todo este sacrificio no ha sido en vano, para cabalgar juntos por las llanuras de tu presencia más sublime que me digan que haz vuelto para quedarte entre nosotros.
Jugaremos nuestro último partido, haremos nuestro mejor esfuerzo, trataremos de cambiarlo todo sin más apuesta que la de habernos conocido y recogeremos nuestras cenizas desde lo más profundo para emerger como nuevas criaturas, imperfectas, vulnerables, sin dejar de ser nosotros mismos.

lunes, 30 de noviembre de 2009

From the inside

Creo que la señal ha sido/es/está tocando otra vez a mi puerta
así como las cosas suelen ser simples y complejas
queda tan solo seguir el rastro y retomar lo postergado
con un nuevo aliento espero ansioso
vuelvo hacia mis propios pasos extraviados por el tiempo.

Así he de comprobar aquello que persigo y ansío, solo mi corazón sabe de qué hablo.

Entonces prosigamos pues por este inquietante camino sinfín, así sea.