martes, 15 de diciembre de 2009

Crónica insatisfecha

Atormentado por este sentimiento febril empiezo otra vez
a dibujar sinsabores en la noche aturdida/estremecida/partida/tengo el alma.

Los no sé son lamentos compungidos que sobrevuelan mi dolor
tu retrato incontrastable vaga resplandeciente en mi memoria.
Inocultable amor, agobiado por lágrimas inexistentes
que se sumergen en este interminable laberinto de pasiones.


Llave de sol en la FM me conecta con mi sensible espíritu adormecido, la melancolía no es más que una mueca de un payaso surrealista que se agita sudoroso en la función de esta noche.

Tu mensaje no llega, desespero por mensajearte y no quiero hacerlo, temo aburrirte y provocar lo que menos deseo.
Hora de comer: pechuga con huevo frito y arroz parecen estar a la altura de las circunstancias; igual no me detengo en esta loca carrera de palabras inconsistentes y prosa resquebrajada.


La hora amenaza y no sé nada de ti, tal vez mi último mensaje sea la causa, la noche se hace más larga sin tu presencia en mi celular, el buzón vacío sin noticias tuyas.

Tras unos bocados de mi improvisado menú; engullo con desesperación mi culpa, mi inseguridad, mis remordimientos, mi tristeza entera (los chicos no lloran –reza la canción-, mi lamento es por dentro nadie lo sabe, es como esta terca garúa limeña que inunda las calles solitarias cubiertas de nostalgia).

En un quebranto lejano grito mil veces tu nombre, el eco se burla de mí.
Escribir algo diferente, imposible, la alegría es un carnaval patético de espectros en una primavera negada.


El plato frío no importa, sigo aquí esperándote, en una búsqueda sin sentido, tu llamada no llega, el tiempo no entiende de amores truncos.
Ya no más –por ahora- BREACK, tiro el lapicero, guardo la hoja acribillada de lamentos y emociones clandestinas. Es hora de irme.




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