jueves, 4 de marzo de 2010

One day in my life

A estas alturas me imagino que estáis durmiendo, chambeando o pasándola con tu media naranja española.

Me levanté temprano, un duchazo speddy, son las 6:50 a.m., la afeitada de rigor (¡con la barbaza que tengo!), hay que vestirse de corto, resulta más cómodo y ventilado para soportar la temporada veraniega.

Ya estoy en la otra casa, son las siete y quince, Luana tiene que apurarse si no vamos a llegar tarde al cole, toco la puerta, abre su madre: -Apúrala que está con una paciencia...
Subo las escaleras y mi flacucha hija me sale al paso con un cacharrín que se parece a la japonesa del Aro.
-Apúrate que ya estás tarde, arregláte rápido.

Baja a la cocina toma su desayuno al vuelo, leche con plátano frito más su pan con huevo.
-Ya vamos que son las siete y veinte.

Se despide de su vieja, arrancamos cual caminata olímpica, cargo su pesada mochila (¿porqué tantas huevadas le piden para que las lleve a diario?).

Llegamos a la Circunvalación, hay un traficazo, los carros pasan y pasan, nadie va a cedernos el paso; aprovechamos una parada repentina para zurcar semejante mar de fierros rodantes.
Ya estamos al otro lado de la orilla, cruzamos la reja salamanquina, apuramos más el paso, sorteamos mojones de perro interpuestos en las veredas como peligrosas minas antipersonales.

Ahora a cruzar Los Quechuas, ningún maldito chofer se detiene, tenemos que jugárnosla como Wallace en Corazón Valiente, atropellamos con todo, seguimos nuestro camino por las veredas rotas por la municipalidad de Ate: disculpe la molestia, estamos trabajando para servirle mejor (pura campaña del alcalde, para que la gente crea que chambea, ahora que está de salida, ¡hue...nazo!).

Estamos llegando con las justas al cole (ya son las 7:40), la miss Martha -una tía con la cara de Cruela de Vil, pero buena gente- está cerrando la puerta para que los tardones se apuren.
-¡Corre Willy, corre Luana!, unas madres que están a las afueras y nos conocen nos arengan cual rush final a la meta soñada.

-Chau mami, que te vaya bien, nos vemos más tarde.
Mi hija ingresa antes que cierren las mazmorras, desaparece rápidamente como si un dragón se la hubiera tragado.

Camino de regreso a la casa, dormir un poco para recuperar energías y estar entero a la hora de la chamba.

Tras dos horas me despierto, a lavar el servicio, la ropa, tenderla, calentar el combo, guardar el otro para llevar, esta vez es saltado de pollo con verduras con un poco de lentejas que sobraron del día anterior, más su sopa Ajinomen de gallina y la chicha bien helena para asentar el almuerzo.

Son las doce, me echo en mi cama para ver algo en el cable, medio cabeceando llego a la 1:30, hora de partir: lavado de carabina, cepillado de chiclet's adams, algo de perfume, listo.

Cargo mis pertrechos, salgo de mi búnker, ha salido un solazo, a tirar plancha, el mismo camino de todos los benditos días, ya no lo describo porque eso ya ha sido escrito en anteriores capítulos y sería aburrido.

A la caldera del diablo, ya estoy aquí (tampoco voy a hablar de esto, en el blog grabado está).

Solo me importa salir, se acabó la jornada (son las nueve de la noche), me despido de los combatientes y la dueña del recinto.

Camino con retorno, otra vez en la otra casa: -¡toc, toc, toc!.
-¿Quién es? (una dulce y tierna voz me pregunta)
-Yo hijita, yo.
Abre Luana, ¡mua, mua!
-Ya me voy, estoy de pasada, solo dile a tu mami que mañana vengo a recogerte, todo sin novedad, hasta mañana.
-Hasta mañana papito.

Ya estoy en mi trinchera, entro, están mis viejos comiendo en la cocina, los saludo, me saludan, me quito al segundo piso para dejar mis cosas y comer algo en el tercero.

Recibo una mala noticia, no sé cuán mala ha de ser, mi corazón es rubio y está curtido contra las penas: another brick on the wall, es un tema personal prohibido para narrar.
Ahora estoy escribiéndote, no sé porqué y para qué, solo lo hago para compartir mis vivencias que servirán para aburrirte aún más o entretenerte por un rato y creer que la vida existe más allá de mis pensamientos -a veces absurdos, patéticos tal vez, qué más da por hoy-.

Apago el monitor, salir del sistema, ya me voy, a dormir como un vegetal más plantado en la huerta perdida, click derecho.
-THIS IS THE END- (gracias por la gentileza Jim).

KILL WILL

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