domingo, 28 de marzo de 2010

DE REGRESO A CASA

Hace algunos días tras la áspereza de las palabras mal dichas, quedé compungido y así sin mayores esperas que tu bolero de vuelta regresaste entre miles de correos extraviados.

Con las vueltas de páginas ahora enterradas en tu tiempo y en el mío, vuelo hacia ti otra vez, con la energía de un albatros bohemio que se arrecuesta timidamente en la poesía más pura y en los encantos de tu edad madura.

No te esperaba este domingo soleado y solitario, venía de regreso del laburo agobiante antes de echarme a descansar pensé en ti y en tu diario discurrir.

La balada soñada, el rocklento intenso, el blues melancólico y desolador; no son más que tibios homenajes que se opacan ante la atenta mirada de tus inmensos ojos moros.

Lo que importa es que volviste, Demon Nights esta vez se queda vigilante y tanto tú como yo sentimos que la oportunidad existe y que aún hay tiempo para redimir nuestros pecados y nuestras obsesiones más perturbadoras.

Es tarde, lo sé, pero eso ya no importa ahora; en la soledad de la noche y la calma más gentil te veo, te presiento que estás cerca y que esta vez no te vas a marchar lejos de mi angustiante teclear y de las composiciones exhaustas de tanto cariño depositado en ti.

Ahora sí, me escabullo -por solo un instante-, retrocedo para tomar valor y decirte que sí, quiero ser tu amigo perpetuo, que te he extrañado y que los ángeles caídos no van a buscarnos para rendir cuentas ante nadie.

Me marcho contento, sé que tu estancia va a ser duradera y que de nuestros errores sabremos qué esperar uno del otro.

Solo espero volverte a ver y quedarme conversando contigo con unas cervezas al viento en aquel lugar entrañable donde el espacio y el tiempo se conjugan en hermoso equilibrio (aunque estas sean palabras ya dichas).

Nos estamos viendo en la esquina de tu mirada.


Villa Jardín, lunes veintinueve de marzo de 2010

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