La conocí hace algunos años a través de mi entonces cuñada
cuando los años aún parecían capaces de sostener las cuentas del alma
esa historia ya culminó, lo cruento ha transcurrido pero aún no cesan los fantasmas ocasionales
alguna vez traté con gente del viejo continente muy amical y cálida,
desmitificando icebergs insoslayables
(he conocido "americanos ice cream insípidos" -crudos por cierto-)
así llegó a este enigmático país, al barrio que ahora ha hecho suyo
de primera impresión parecía ser una 'femme fatale', vanal, frívola, hasta plástica
poco a poco la fui conociendo, entendiendo, queriéndola por su avasallante personalidad
es la tercera visita que nos hace a pesar del avance incontenible del tiempo
vuelve a nosotros como un integrante más de esta cuasi familia
que ya no lo es más, nada será como antes -lo que un día fue ya no será-
canta el baladista que perdió la voz en noches de insomnio y bohemias agonizantes
blanca como el yogurt, delgada y esbelta, de cabellos ondeantes y rubios como el mejor ron
tiene unos hermosos ojos del color del lago más profundo del mundo
y su grácil barbilla es una coma enrulada con olor a campiña francesa
es una Barbie -alucina mi Luana-, no -digo yo- la clásica muñeca gringa anoréxica
es un ícono de culto de la industria de lo superfluo y no hay más
te fuiste otra vez con la promesa de regresar como el hada madrina de aquella criatura
que espera tu venida para celebrar juntos la alegría de estar reunidos en tu presencia
francamente dichosos de tenerte entre nosotros, con tu sonrisa envolvente
con tu mirada de ninfa fabulesca, con tu sencillez abrumadora
dos años han de pasar volando y me quedo con el recuerdo de tu compañía encantadora
con el último abrazo del adiós melancólico, con tu cariño intitulable
que la suerte y la dicha sean contigo querida Camila, ces't la vie.
lunes, 11 de octubre de 2010
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