lunes, 13 de septiembre de 2010

para la niña del quinto "B"

Hace algunos días que no escribo para tu buzón

desconozco la razón, no lo sé, esta vez quiero hacerlo por este canal

los años me están cobrando la factura de lo inconcluso

ayer vida sin cargo de conciencia, hoy, algo tarde, se despiden los años

y vuelve la miseria en todo su esplendor

la pérdida de la frescura, carencia creativa, vegetación diaria

levantarse/acicalarse/cambiarse de traje pero no de alma

cargar cruces pesadas, estigma de vida

la chamba irreversible, inhóspita, ruin, condenatoria

correr como un ratón asustado, animal de laboratorio

escapar después de largas horas de encierro laboral

ya suenan las campanas, es un aviso de posible cambio

justo y necesario, espero no tarde, octubre tal vez el milagro con turrón y sangre en la arena

escasas recompensas cotidianas: mis niñas, una buena comida, la película inolvidable

los conciertos fallidos, un osasis de amistad y cariño como el tuyo, extraño destino

las cervezas esporádicas, la alegría es una vieja caja empolvada de aburrimiento

¿la felicidad?, una palabra innombrable, ansiada, extraviada en la memoria

de mis recuerdos lejanos y turbios, asesina cada ilusión imaginaria

debo estar parado en medio de la vida -según David Lebón-

y volteando la cuesta abajo, en la muerte de aquella ola reventada

con mucho que perder y poco que ganar, simplemente sobrevivo, luego desisto

a tres meses y pico para que culmine otro año más en el desaliñado calendario mío

sin embargo soy lo que soy cuando estoy conmigo mismo

en mi soledad te escribo y calmo aunque parezca incierto

estoy aprendiendo a convivir con ello y cerca a los dos años de ruptura

descubrí el raro placer de estar solo y también a padecer la ausencia del hogar que ya se fue

sin mayores palabras subsiguientes que decir, me acuesto en tu mirada y sueño con lo absurdo

nos veremos pronto -si la suerte no es esquiva-, mañana tal vez pronuncie tu nombre nuevamente

y te encontraré en aquella esquina olvidada

en la última banca del boulevard perdido en el tiempo

sin nombre y sin historia

ya van a ser, retirada, mi añorada amiga

la tragicomedia mía debe continuar y no existirá mayor aplauso que el tuyo

en la única butaca de aquel teatrín pobrísimo pero encantador en su esencia

suena el último rocklento envejecido, muerte al blues de tu compañía

parabienes en tu memoria, chau Ivi.

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