sábado, 25 de septiembre de 2010

Días de primavera

La noche cayó una vez más en Lima limón, mazamorrera, turronera, la tres veces coronada ciudad de los reyes, la horrible, con su cielo gris panza de burro, provinciana, ciudad chicha, la injusta, sórdida, tugurizante, apesta, revienta, violenta, Lima morirá...cantaban los Leuzemia.

Otros dirán la ciudad jardín, la capital gastronómica del mundo, en fin, todo depende del cristal con que se mire y también con aquel cristal que uno tiene y que otros jamás podrán darse cuenta de cuál es la verdadera realidad de nuestra ciudad gótica, oscura.

A ocho días para la cuenta final y saber quién demonios será la nueva alcaldesa de nuestra ciudad capital (¿sería la primera mujer que se siente en el sillón municipal en toda nuestra historia republicana?), un hecho inédito, histórico -diría-.

Personalmente me considero un desencantado más de la clase política reinante de nuestro país; está claro que a los dinousarios políticos (los viejos caviares) y a las nuevas alimañas (los debutantes 'independientes' o tránsfugas)) lo único que les mueve y conmueve es la sed de poder, codicia, sacar provecho de sus intereses personales muy lejanos de los intereses partidarios, de los intereses populares (para eso fueron elegidos pero el pueblo nunca aprende y vuelve a elegir mal) ; esto es una larga historia que se remonta desde la conquista española hasta nuestros días.

Las campañas políticas en la franja electoral suscitan muchísimas reacciones que van desde la risa incontenible por lo pintoresco, huachafo, absurdo, demagogo, ignorante, falto de ingenio y creatividad del candidato hasta el repudio por tanta desvergüenza, engaño y corruptela que envuelven a estos personajes siniestros.

Lo que pase el próximo domingo tres de -rocktubre- servirá para establecer el nacimiento de una nueva facción política con tintes socialistas encarnada en Susy Villarán (todo un enigma por cierto) o la muerte de un partido tradicional de la derecha peruana -en franco desgaste y cercano a la extinción- representados por la boquichueca Lulú Flores (quien ha demostrado un gran talento en meter las cuatro) que se está jugando prácticamente la supervivencia política con el consiguiente retiro a las huestes de invierno.

Una vez más -como viene siendo desde hace muchos años una desagradable y baja costumbre en la fauna política nacional- estamos asistiendo a la depredación del contricante, a los golpes bajos, a la manipulación de los medios, a la campaña de desprestigio, a la zancadilla desleal, a los dimes y diretes, a los ataques malintencionados, a la güerra sucia que se ha convertido en un carta, en un as bajo la manga para desaparecer al rival para quitarle puntos o sepultarlo para sacarlo de carrera y tener la vía libre hacia el triunfo.

Llama poderosamente la atención la campaña -sin mayores reparos en los gastos- de desprestigio que viene realizando el partido de la candidata del gobierno, de los empresarios y del propio PPC en todos los medios posibles de comunicación, incluso coludidos con las autoridades municipales actuales para no solo marear a la población votante si no para sacar de carrera a la candidata socialdemócrata quien viene punteando las encuestas con un margen considerable.

La ultraderecha peruana ve en Fuerza Social una amenaza a sus intereses particulares y han llegado incluso a relacionar a la Villarán con facciones ultraizquierdistas y senderistas (hasta el internet no se ha salvado).

No tengo nada en contra de la señora Villarán (me gustaría saber más de ella), tampoco soy partidarista o simpatizo con ella y su plan de gobierno; en todo caso prefiriría que la ciudadanía le dé la oportunidad a gobernar en el municipio antes que a la Flores, su sobervia y toda la maquinaria gubernamental más los intereses de los grandes capitales a los que tiene que subordinarse antes de cumplir con sus promesas demagogas.

En cuanto a los candidatos de mi distrito -San Luis-, la cosa es más patética aún: tachas por doquier, ex alcaldes que quieren serlo nuevamente, escándalos, postulantes de bajo nivel cultural y profesional, tránsfugas, alianzas oscuras, más güerra sucia, creo que son más de una decena de postulantes y francamente no tengo mayores expectativas cifradas en ellos, por mí no iría a botar, pero "el deber ciudadano" y sobre todo la multa son razones de peso para asistir al circo de la votación.

Así concluye esta kermesse electorera no menos triste que la televisión de señal abierta o el llanto de un niño que se muere de hambre, así es nuestro país; ¿viviremos para ver el día en que aparezca alguien para cambiarlo todo y gobierne para los verdaderos intereses nacionales?

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