lunes, 24 de mayo de 2010

LA PICHANGA

Rueda el balón, los jugadores corren en disputa de la redonda, nada importa en este momento, solo cuenta jugar a lo que más nos gusta, atrás quedaron los problemas, evadirse resulta reconfortante, pelotear es lo que importa ahora.
Una hora casi sin parar –para sacar físico, quemar grasa, matar odios y rencores, alimentar el espíritu-, está bravo, solo esperamos que el esfuerzo contraiga satisfacciones plenas y alegrías mediáticas.
Ya estamos mejor que la primera vez, unos meten más que otros, la carretilla de rigor para que no pase –de ser posible tanto el rival como la de cuero-, la atajada felina, la gambeta emocionante, la jugada de fantasía, el pase creativo, la patada al gol.
Renegar es imposible evitarlo, el goce por la anotación es la ganancia individual como colectiva y el triunfo es una chela heladita esperándonos a la salida de la cancha.
No somos tan jóvenes ni tan viejos, con la aceptación de nuestras virtudes y limitaciones emprendemos este nuevo reto, en conjunto, en equipo.
Vamos que vamos, sigamos con lo nuestro que esta temporada podemos hacerla si el destino es propicio y la suerte no es esquiva.
El timbre ha sonado, la hora ha caído, el partido ha concluido, las luces se apagan, hasta el próximo partido.

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