Vive al fondo a la derecha, luego a la izquierda; escondiendo su alma solitaria
brindándola a su amante nada encubierto; entregando el jugo de su sustancia
a cambio de compañía y el pago por el placer del escondite barrial
por los caprichos conquistados y el no querer morirse de hambre ni de frío
al fondo del callejón en la quinta que no es quinta, su hueco perfecto
ríe con los demás, al paso sin piso, finge ser feliz ni ella se lo cree
vino del norte chico para ganar a la capital en trabajos efímeros
su hijita la espera cada tres meses en paraderos solitarios
en barrios con arenales que aún no saben de desarrollo ni modernidad
ahí va la flaca coqueta con su belleza provinciana y su verborrea calletana
nos mira cada mañana tempranito, sale fresca y retocada para la batalla chamberil
si quiere va, si no se queda encerrada con su radio tocando la misma canción -every day-
su nombre no importa, mejor mantener en misterio su DNI
ni ella sabe mucho de nosotros, es la única inquilina entre tantos hombres
vive al fondo a la derecha doblando a la izquierda
semáforo chongueril, colgando su ropa interior en el tendedero decora lo que queda del callejón
ahí va, taconeando el piso, destilando su fragancia inédita, invade la cuadra
le rebotan las siriadas, no se detiene, ahí va la diva barrial
sin tropiezos, no hay tiempo para mirar atrás
vive al fondo a la derecha girando a la izquierda contra el tráfico
ahí va ella, la muñeca brava.
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lunes, 16 de enero de 2012
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