A tres días de aquellas intrincadas horas se aleja el caminante gris, lejos de su sombra, lejos de su silencio
algo más lejos de su persecutoria karma, alma de artista en ristre, ansía la descarga perfecta
embellecer aquellos paisajes infernales sería más complicado que ' la tía regia' llegue limpia al cierre de su gestión
y así como hay quiénes defienden su invisible performance, están los más tozudos
que son parte de las inexplicables huestes humalistas
no es tanto el sabor por el color de lo intocable, es el estigma que carga con su apariencia de yo no fui
parecía que blanquéabamos, dos días en la cantera 'comercial'; bien contra el mal
asumiendo roles protagónicos y funciones clandestinas más lindas que la Tarumba
el máster de la pianola -seguidor de Piazzola-, regresó como jugando -un día de estos y qué-
(mira la chica al pasar), -"día del niño"-, inventado para engrosar las arcas de ellos, los que nos quitan y nos dan, ¿qué?
quisiera tomar/les fotografías (a mis victimarios); no recuerdo con seguridad, shock controlado, miedo agazapado
¿recuerdas Willy, cuántas veces naciste otra vez, y cuántas debiste morir?
a ver, pa la 'yenti'; cuando tenía unos seis años, un niño rollizo ingería peores comidas que Augusto Glub...
devino en treinta días -con sus noches- hospital del miedo, los de blanco lo desahucian, pero aún no es su hora...
así, como por arte de magia, por obra y gracia (ya saben lo que sigue); tras el cóctlel salvador
de la dupla Caballero Méndez/Vargas Vicuña (jamás olvidaré sus nombres, esos matasanos)
mi vieja ya se había secado porque no tenía más lágrimas que derramar
otra, -cuando no-; se arrojó a la piscina -aún viviendo en Chaclacayo (ansío enterrar mis huesos algún día)
de Huampaní, ocho años quizás; " Peligro, piso profundo ".
clavado -mismo Johnny Wheismuller-; ni nado sincronizado, ni flote, mucho menos perrito, nada haremos
glub,glub,glub y reglub; una mano milagrosa cual anzuelo humano afuera del agua
domingo era, más gente que agua, nadie se daría cuenta, mirada avergonzada, (gracias señor Picapiedra)
solo me iba ir, la anécdota no fue buena por el descrédito a mis palabras casi ahogadas en cloro con olvido
la penúltima (antes de este último viernes casi sangriento)
éramos jóvenes veinteañeros, tres patas que lo eran en verdad, hoy el tiempo no ha sido muy pródigo
con los años transcurridos, con desengaños que golpean de frente al corazón, por mentiras verdaderas
Cañete, década del ochenta, festival del ritmo negro, pisco quebranta, pisco italia, pisco acholado...
demasiadas degustaciones, después al estadio por más alcohol para nuestras temerarias vidas
cervezas a discresión, error, molotov....
dormido quedé, regado en el pasto soñando con angelitos negros
cada uno se desbandó por su lado, él para el sur, mi otro camarada de armas para donde su memoria lo lleve
desperté de mi sueño dorado entre cañaberales oscuros, pensé que eran mis bros
dos huevones acholados -ya estaba listo para la masacre-, me llevaban en hombros rumbo a un destino terrible
golpe contra los dos, muero de pie aunque sabía que los rounds podrían ser los últimos
ya perdía, abollado, asaltado, varios tiros al aire, ellos huyen, se unen a la noche maldita
el dueño de la chacra, pistola en mano, perro listo para masticarme a dentelladas
explicación incrédula, me lleva a la comisaría de Imperial (¡¿puta, qué hago en Imperial?!)
si yo estaba en Cañete, -soy de Lima, soy periodista jefe, déjeme hacer una llamada.
mi todavía lúcida mente recordó los cuatro números, estábamos hospedados en la casa de un vecino nuestro
entonces alcalde de Cañete, salvación, escape a la victoria, nos abrazamos como tres tristes albatros resaqueados
como si hubiéramos vuelto de la guerra, de una noche estúpida que pudo llevarse mi alma y mi menoria
esa fue, creo que hay otras, debo refrescar mi memoria, rebobinar el cassette de lo pasado pasado
ya es tarde, mañana a la realidad, es todo por ahora, valgan más verdades que esta vida mía....
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lunes, 16 de enero de 2012
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