Estoy a la espera de cruzar aquella vereda imposible trazada por tu mirada asesina
el vate Tito -dice que no lo es- esculpe algunas de sus lágrimas asolapadas en verso travieso
ya nada importa -por esta noche infame-, y se queja forever and ever (la dama de Lanús)
tampoco funciona la cursiva, ni la inglesa ni la chola, ni la negra, menos la mutante;
al margen de esta tipografía multiracial
en causa inafecto voy comiéndome mis últimos anhelos por la culpa de verte otra vez
la página se volteó al revés porque la psicodelia de tu locura dual no son más que pétalos oxidados
lunes pa que te cuento y mucho menos te quiero (ver muy lejos, donde mi brazo ya no choque con el tuyo)
micros vándalos embisten tu última rabia, la pequeña dama -de al frente no hay sitio- olvidó su alma desazonada
más combis hardcore son forúnculos que el asfalto limeño ha parido sin piedad hace más de treinta años
que no quiero saber que te llamas Rosita, intenté que supieras pero fallé -como manda la costumbre ancestral-
así no me sorprende que no quieras decir palabra alguna, mientras todos tus mensajes son borrados
de por vida por mi mala memoria compungida y extraviada; ¿vale la pena bailar esta pieza?
mañana -tal vez con ella-, me encajoneé de impaciencia valgan verdades absurdas que dan placer mentir
más estigmas y laceraciones -pintó Jimmy hace un culo de años- cuelgan en mi apartamento nauseabundo
las damas insomnes se toman su último cafecito para continuar con su peregrinaje insensato y masoquo
vértigo me enfrío de impaciencia -Plant, los poetas no somos lo que crees que nunca fuimos porque no lo somos-
ellas están enfermas, mi cúspide llegó a punto de nieve, ya no sé qué más saborear por el color de tu alma insana
mientras acomodo mi espinazo maltraído por dioses virulentos, el diapazón será mi campana de autoayuda
la mass media ni sabe porqué botó su voto por el tubo/desagüe inconcluso, vendrán más -lo juro-
ya no anochece en Lima ciudad gótica si siempre anda oscura, aunque lo de jardín sea una huachafería kilométrica
las tiernas -me quedan solo dos-, bolero tela, telo para cama adentro, huachimán zombie pita de aburrimiento
ya al borde de lo inconcebible -siempre te equivocas- sataniza sentencia el último patriarca que nos queda
para qué morir si no nos avisaron, para qué nacer si no les importa, para qué creer si les llega al glande
no puedo olvidar su mirada fétida ni sus ojos sin mí
la musa linceña dijo que el último tren con destino errado jamás llegará de aquel town ebrio de poesía sin destilar
pensé que te vería, él siempre tiene la razón porque juega su papel magnánimo y arrogante a mil sin hora
disiento y lo siento, no tendría, no quería que terminase así, ella menos
ya al doblar el último vagón de tu balada sin aliento, me vengaré de todo mal amén
dicho, redicho, si se puede decir escrito -en la última parada del mundo, aquije, Lima mutante ciudad-...
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lunes, 16 de enero de 2012
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