martes, 12 de enero de 2010

EL BALANCE

Ha transcurrido un año y más, tal parece que soy el protagonista de mi propia película que fue escrita en forma abrupta, intempestiva, colocarla en un género determinado, difícil, es un poco de todo, como la vida misma.

El guión aún no termina (ni sé cuándo culminará esa etapa para empezar otra nueva), la crítica podría ser despiadada así como benévola con tintes perdonavidas.

Extraño es el destino, ambivalencia de conquistas no resueltas, logros de pequeños y bellos seres; taquicardias permanentes, sentimientos arrinconados, sin salida, sin destino.

Ahora no sabría decir cómo me siento, qué es lo que siento, tal vez se trataría de vivir con la suerte echada a cuestas y la emoción incontrastable de imágenes en REW y FF, control PAUSE y rebobinar la misma historia de siempre.

A tres pasos nada más de la edad de lo remadurable, propongo tantas cosas y nada también.
Así le doy la espalda al destino de paria que me ha colocado en tan incómoda posición.

El clima resulta tan variable como la definición de tus deseos reprimidos no es más que una reinvindicación por la apuesta inexistente, por tirar los dados solo para tu lado, sin ver cómo ha de caer y el puntaje logrado a través de tu serie repetida en cadena perpetua.

Llega el final, el cierre, hasta luego y no volveré a este canal -por esta vez- hasta ver tu imagen distorsionada nuevamente incrustada en mí.

Hoy no me gusta la vida mucho menos, pero siempre me gusta vivir...(César Vallejo, el vate).

Salamanca, verano de 2010


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