miércoles, 3 de febrero de 2010

Calentamiento en tu nombre

El verano asoma con mayor rigor y mi sudor no son más que riachuelos que transcurren vertiginosamente por los caminos estrechos de tu recuerdo.

Asimilo cada onda calórica y tal vez el aumento de estos cinco grados no hagan más que recordarnos que nos queda poco tiempo para contemplarnos.

Así se inicia este nuevo año, una nueva década plagada de desventuras y tragedias causadas por el único ser concebido con un apetito voraz capaz de depredar
y (agotarse) hasta sí mismo.

Nacer,despertar,comer,trabajar,dormir y morir.
Hoy todos los días morimos un poco, unos más que otros, y a veces esperar que las cosas sucedan no resulta suficiente; queda entonces la búsqueda interminable, encontrar el camino de retorno y tan solo espero hallarte en la estación interminable, en el paradero acordado, en la esquina de siempre, en el lugar sin nombre, en la bajada añorada, en la última palabra que me diga: -¡hola!, ¿a dónde vamos?

Lima la indescifrable, verano de dos mil diez

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