domingo, 28 de octubre de 2012

qué noche...

Ayer después de la vorágine laboral con un sol abrasador; comenzando la noche en un velorio de la madre de un amigo del barrio jardín; de allí a compartir una fiesta por los cincuenta años de Bozzly -un personaje de historias comunes y de sonrisas voladas al viento-; pero demasiado trajín para mi precincuentena también; las noches ya no son las de antes ni yo tampoco; así es que me quedo con esos sabores variopintos entre el umbral de la muerte de la tercera edad (mis viejos la esperan con estoicismo y un halo de tristeza contenida); el disfrute y la nostalgia por la música de mi época, compartir unos tragos y ver a los amigos del clan Baltazar disfrutar de la vida, abrazando su envidiable historia familiar de película y así retorno el camino a casa como todos los días de mi vida; dibujando el paisaje de la noche intrépida y furtiva, fotografiando el paisaje urbano de las calles solitarias, llegando a buen puerto como viejo albatro en su refugio cautiverio para no quedarme dormido en cualquier lugar o caer en las envolventes manos de Baco...

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