Llegó -un día de tantos y qué- como reza el estribillo de aquella canción nuevaolera.
Como un gusanito de seda en su ovillo materno, frágil, indefensa, hermosa, un pedacito mío
otro tanto de su ambivalente madre
vino con una marca registrada en su pequeña mejilla izquierda
un logo carnal que se fue diluyendo con el desarrolllo de sus tiernos años
disfrutó algún tiempo de bonanza que mi destino a su vez se encargó de asesinar
así como cuando yo tuve a los cuatro años una conversación con la muerte
ella sin saberlo siquiera pasó por ese oscuro trance
pensé que se iba como yo con mis viejos
nació otra vez, ha de llevar ese extraño estigma
como una carga, como un desentrañable acertijo
hace tres años que ya no me acompaña en mis amaneceres grises
tampoco por las tardes soleadas a la hora del lonchecito
ni en mis noches cumbres
ya no más -por ahora-
cuando la veo directo a los ojos me miro a mí mismo
ya es una crisálida larguirucha/delgada como un fideo chino/inquieta como la ansiedad mía
hermosa púber al filo de su último año primarioso, la ansiada fiesta de promoción
abrazo mi oscilante vida
cuando me acompaña a caminar
por el mercado de nuestros momentos afligidos
de nuestras alegrías mediáticas
celebro -de nuevo y en silencio- su llegada a mí
mañana -como pocos días-
volveré a estrecharla y cogidos de la mano
fundidos en una sola entidad
cruzaremos la gran avenida
de aquella ciudad arrasada por el olvido sin perdón
como dos sobrevivientes, callados, irresponsables, lúdicos.
Mi 'Pequeña Niña Mutante' volverá su dulce y pálida carita
para decirme muy suavemente al oído: " Papi, yo soy tú y tú eres yo" . . .
(dedicado a la osa escritora).
jueves, 21 de abril de 2011
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