jueves, 21 de abril de 2011

El Pianista de San Borja

Terminé las cosas por hacer -y como el flaco Spinetta- enrumbé hacia el encuentro con la noche, hacia el oasis musical para huir de una buena vez de este bochorno llamado lunes a un día de la quincena marzuaria.

-Willy, ¿por dónde andas?, tengo el encargo del 'Tibu'...

-¿Sí, dime?, ya estoy cerca, ya nos vemos entonces, chau...

Combi vertiginosa, llegada en 20', caminata agolpada yendo en doble sentido, sorteando ánimas urbanas, desafiando el bataholico ritmo de la urbe, ciudad jardín.

Ingresando a uno de los tantos autoservicios regados por la capital -de mis 'parientes pobres'-; subo al mezzanine, diviso la figura rutilante del maestro 'Poquito' y su piano departiendo con una de ojos rasgados.

Se va la 'jalada' para el abrazo gargolino sanjosefino, toca a pedido mío una selección que va sacando de la galera, la magia de sus hábiles manos en el talento hecho artista: músiico y pintor.

Conversa ágil y oportuna; me hace entrega del obsequio del 'escualo abacanado de Sullorqui'; la foto digital que colgará para la posteridad irá a parar en la portada que circulará mañana tempranito en el diario oficial de la comunidad sanjosefina: "La Gaceta Gargolina y demás vainas".

En contados minutos una muchacha guapetona de cabello vaporoso y ensortijado se acerca para saludar al maestro, me presenta a su alumna de piano -Marle...no sé qué, no me acuerdo (excuse me).

Viene con churros para el convite y su inmensa sonrisa son la cereza que le faltaba a esta cita con la música para viajeros nostálgicos e irremediables devotos de "San De Vitto".

Encantadora mujer -la recompensa del encanto avasallador más el virtuosismo del ejecutante y su fiel piano son la clave de su connotada personalidad-.

Un visitante más llega -con su linda hijita- desde las lejanas historias colegiales: Rubén 'Guitar Hero' de mi salón y de mi promo; es una gárgola que habita también por estos caminos facebookianos.

Cada tocada, cada canción es una experiencia que no resulta nada fácil poder explicarla -creo que cada uno debe tener su propia impresión y una manera muy subjetiva de sentir la música-.

Así se marchó la gárgola Alarco -apurado por temas personales-; nos quedamos unos treinta miuntos más -el maestro, la alumna/musa y el que relata- hasta que sea la hora señalada para la fuga respectiva, no sin antes de haber disfrutado del pequeño concierto que es todo un premio ser oyentes privilegiados y no queda más que rendirse ante tan inolvidable perfomance.

El recital llegó a su fin y con él la despedida ingrata con nuestro buen 'Poquito' -hasta la próxima que no sea tan lejana-, beso para la aprendiz y el abrazo hasta una próxima incursión pianística.

Regreso por donde vine, la avenida gris, el paisaje de cemento aturde los sentidos, trepo hasta la avenida que corta la Aviación, "yendo de la pianada al living home" con el placer aún en mis oídos, soy un corpúsculo más en la catorceava noche de verano limeña, así está en mi corazón...

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