martes, 13 de abril de 2010

La reunión

La historia nuestra podría parecerse a tantas que hemos escuchado, visto o leído por algún lugar de la memoria.

Éramos púberes en la primaria con tantas ganas que queríamos comernos al mundo entero.

El salto a la adolescencia nos hizo más que amigos, la carpeta distinta cada cambio de la secundaria, un aula por año y cada aventura vivida cobraba mayor vigor sin importarnos las consecuencias.

Algunos íbamos al colegio para ver la vida pasar, para perdernos, tal vez estudiar, jugar o tan solo para ver al compañero de carpeta y seguir con nuestra valiosa amistad.

Unos comenzamos desde muy pequeños, otros los últimos años de la primaria, varios se fueron, otros tanto llegaron y en secundaria la mayoría terminamos juntos.

Todo tipo de profesores pasaron por nuestros ojos: buenos pocos –la verdad-, algunos nos dejaron grandes lecciones, los demás poco o nada aportaron, quedaron como personajes pintorescos que nuestra conciencia habrá de valorar.

Terminamos el colegio y nuestros caminos se apartaron, cada uno con su destino de vida.

Pasado el tiempo, algunos seguimos frecuentándonos, a varios les perdimos el rastro, y se adelantaron los que la vida les alcanzó.

Ahora estamos tocándole al sentimiento entrañable, nos volvemos a reunir con la música como pretexto, con los años de nuestros triunfos, con los años de nuestras pérdidas, con los años de nuestra amistad.

Quizá salga una canción de todo esto, no importa la rima sincopada, la temática profunda, ni la prosa generosa, importa que estamos juntos otra vez, es lo único que cuenta, sigamos con lo nuestro, que este momento mágico no termine porque el tiempo sabe de estaciones varadas y paraderos sin destino.

KW (12/04/10)

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