domingo, 4 de abril de 2010

DoMiNgO de rAmOs

Rara vez recuerdo mis sueños, más son pesadillas las que generalmente me invaden

ayer en pleno sueño surrealista creí que estaba lloviendo, medio adormitado

me levanté por el sonido incesante de los golpes de las gotas de lluvia que caían

sobre los techos de eternit, eran alrededor de las cinco y media de la madrugada

estaba oscuro y no había mayores indicios de que el sol salga con la intensidad

que estos primeros días de abril viene apareciendo con una furia casi sobrenatural.

También estamos siendo invadidos por plagas de polillas que están en todas partes

en la cocina, en los cuartos, en los baños...

De igual manera sufro de emociones clandestinas, sobresaltos cotidiarios (he creado

una nueva palabra) y males endémicos insospechados.

Tal vez sea esta mi suerte, estar signado por derroteros perennes

laberintos cotidianos, enterrado entre palabras mal conjugadas que muchas veces

caen en vacíos absurdos, otras llegan vigorosas y triunfantes a manos de divas

inventadas, de musas abstractas, de féminas lejanas, de platonismos cursiles

pero sinceros ante tu llegada, ante la voz de tu alma quieta que me hace titubear

tastabillando para no pronunciar lo que quiero y no quiero escuchar.

Terminó la semana santa, los feriados siempre resultan cortos, la música se aleja

como aquella cucaracha nocturna que huye sigilosa con el botín recién arrancado de

tus labios.

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