domingo, 16 de septiembre de 2012

después de la danza del carbón

Enterrado por la noche insulsa como cada incursión después de que tus ojos me hayan negado más veces de lo que canta un gallo este día, el que se fue boleteado por el concierto de la banda del ochenta y siete para el escape sabatino (deslizándome en silencio por tu gran culpa) antes que verte de nuevo con tu carita cautiverio mirando a través de la ventana sin nombre y sin recuerdo que pronunciar por mi ausencia imperdonable desde hace cinco que dejamos de serlo caminando por tus veredas mentirosas mientras duermen los antiguos huyendo de aquel paradero sinfín al vuelo con combi delincuencial la mañana no espera y la señora de la bata blanca no estará para saciar al león deportado ahora por mientras dos y uno solo hasta el segundo estómago -ese es otro almacén, decía el tata- batalla de las más de seis horas de una cincuentena que no fue tal idas y vueltas, marchas y contramarchas, del sur hacia la fábrica del richi la noche se comió a la tarde envueltos en tremendo caos por los camuflados -ya quiero depositar mi delgada figura- rendirme antes del último saqueo solo un fotograma intentará aplacar tu pena escondida detrás de tus espejos retirada -más rápida que Bolt-, mañana todo será igual o desigual no más ojos rojos, (save this page), no más salario incandescente -por ahora-...

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