Eráse una vez una historia como ninguna
acaecida la noche, su aliada, el medio donde brotan estas palabras
el juglar urbano intenta una vez más ser un fiel instrumento de su causa
la misma que se instala cada enigmática noche en su estudio secreto
tratando de vencer/se a sí mismo, entreverado entre temáticas irresolutas
no hay poemas de amor ni cantos a la libertad
las musas son una especie en extinción
mientras su antiheroica vida parece extinguirse entre calles agrestes
entre etapas quemadas, en condenas cotidianas, en purgatorios estrechos
el tiempo se le escurre de las manos viendo la película diaria
cómo pasa a través de su ventana indiscreta
en cada golpe asestado por el destino final
ya no sabe si ha claudicado o es un frágil ser sin esperanza
sin embargo tiene aún las ganas de creer que algo puede cambiar
goza de la simpleza de pequeñas cosas que le brindan alegrías mediáticas
privilegiarse de estar sentado como cada ritual nocturno
tipeando historias frente al monitor de su contrastable peregrinaje
alguna que otra salida con los camaradas de antaño
las cartas con la tortuga ecuestre
su esporádica amistad con ella le reconforta, le anima a seguir erguido
sus aún inocentes cordones umbilicales, le aguardan siempre desde sus escondrijos
por él fueran todas las noches eternas
escribiendo de por vida, poder volver a la pintura, estrecharse con los amigos perdidos
no regresar jamás a las canteras laborales
beber insaciablemente de lo que un día fue con él
así tiene que regresar a su refugio
para volver a acostarse con la realidad
a solas
digeriendo su arresto domiciliario
asumiendo la poquedad de sus días
blandiendo sucias mochilas que se arrastran miserablemente
ya no quiere hablar más de ello -por ahora-
disfrutar de lo poco que le queda por descansar
y sí, hoy es nada pues mañana volverá a remar fuerte
para la feroz maquinaria que lo tiene sumido en desbordes que algún día se sabrán
atribulado se retira a mejor vida
para continuar con estas tontas historias de pan llevar
no hay sábados de gloria, solo domingos de cenizas...
sábado, 18 de septiembre de 2010
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