Vino al mundo un veintiséis de agosto de mil novecientos noventa y nueve;
llegó por obra del destino juguetón, impredecible; tendencioso y acorrralador.
Desde que le aparecieron los primeros pelitos en su inocente cabecita
ya se vislumbrava diferente, tenía el cabello ondulado -casi ensortijado diría-
y lo primero que saltó a la vista fue aquel puntito rojo como la sangre
en su mejilla; que luego los galenos explicarían que no era un lunar de carne
como creíamos, una tumorización menor -dijeron- que había que tratar
que había que observar para determinar la evolución de ese capricho
de la madre naturaleza y así fue cambiando de color conforme nuestra
hijita iba creciendo, algunas visitas al Hospital del Niño bastaron
para que su marca registrada (que parecía un pedazo de goma de mascar)
se fuera absorviendo para tomar el color blanquiñoso de su exótica fusión.
Cuando estaba cercana a cumplir el primer año de vida
pasó por un traumático trance; convulsionó varias veces
y en uno de los peores shock ingresó a la UCI de una conocida clínica;
también nació con un estigma y con la suerte de su lado (aún no era su hora).
Algo similar me pasó -hace tanto tiempo, era muy tierno, visité un hospital
no exactamente en situaciones felices- cuando tenía cuatro años
la fatalidad tocaba a mi puerta, la señora de las manos esqueléticas
con su barca de viaje sin retorno me dio una oportunidad y así
de similar manera, en tiempos distintos, ambos superamos
una durísima prueba y aquí henos de vuelta.
El tiempo ha pasado, ahora está en quinto grado, la 'flaca' sigue estirándose
no es la mujer elástica pero tiene un aura especial, es carismática, es linda
y como todos nosotros, tras estar subiendo la cima hemos rodado y tocado fondo
estamos tratando de recomponer las cosas; hay muchas que nunca más
volverán a ser las mismas, pues el pasado enterrado está, la mira es otra.
A ti que eres la alegría de la casa, la que quieres entender porqué ya no
los girasoles brotarán en el jardín de tus más caros anhelos o cuán difícil es
entender el mundo de los adultos y que ellos te entiendan a ti.
Mañana cumplirás once dianas y estando ad portas de la pubertad
sé que es difícil ser una niña viviendo muchos mundos distintos
y empiezas a creer que la vida es así, que nada es regalado y tratar de ser feliz
es una historieta surrealista con final de Tarantino.
Luana, mi pequeña mujercita, quisiera que las cosas fueran diferentes
no podemos torcerle el cuello al destino, tendrás que comenzar a escribir
tu propia historia, tengo muchas expectativas en ti, no cambies, sé siempre tú
y trata de seguir a tu corazón, algo que me sigue costando tanto, tanto...
Recibe este, mi presente para ti y por ti.
Te quiere, tu padre:
Willy
Villa Jardín, 25 de agosto de 2010
miércoles, 25 de agosto de 2010
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