Los claxon de las beligerantes máquinas atropellan los pensamientos
de los seres urbanos malacostumbrados a el sopor de pesadillas ambulantes
cotidiano día con sol acechante, igual mi alergia matutina viaja conmigo
desde el despertar en el búnker hasta el tour repetido hacia mi paradero infinito
parados como espectros sentenciados
hacemos viles colas camino al crematorio burrocrático
sin desayuno ni comparsas, mastico mi impaciencia con el único deseo
de escapar de este juego de lego esquizofrénico
los lustrabotas de la Domingo Cueto
toman las calles de los registros públicos
le arrancan a la mañana sus ayunos obligados
apostados en la fila india, van de arriba hacia abajo
con su cajita de madera clásica como la de sus primeros inmigrantes
hace más de una sesentena en la ahora Lima provinciana
la cola de la hidra muchedumbre aumenta
batahólico tráfico frente al hopital del desempleado
me trae un sinnúmero de recuerdos ingratos
ya entro a la factoría registral, la cuna del papeleo abominable
me pierdo entre la masa, soy un corpúsculo disparado al viento
soy un código de barras, la despedida hecha formulario.
sábado, 1 de enero de 2011
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