viernes, 18 de junio de 2010

EL DÍA DEL VIEJO, por la familia Wimpón

El domingo llegó un tanto frío, como es ya una costumbre esta vez a las mujeres les tocaba agasajar a los padres de la patria.
Para esto mi laboriosa madre se había levantado muy temprano para hacer su parte del menú (el rancho para los más pequeños) y como la hormiga atómica ya tenía todo listo cuando yo bajaba de mi encierro hibernal.
Así tras las compras de la semana recogí a mi menor hija para llevarla al punto de la reunión -, la casa de mis viejos (desde hace varios años mi guarida y trinchera); –la mayor iría después por ocupaciones con su madre-.
Una a una, unos tras otros fueron ‘cayendo’ parte de la delegación familiar hasta ir llenándose la casa y nosotros calentábamos el ambiente con la vista pegada a los partidos mañaneros del mundial.
Los regalos, los víveres para las canastas, los pertrechos para el gran combo ya estaban listos y el resto se iba preparando por las sabias manos de las hermanitas Wimpón.
El pisco corría por la mesa del patriarca y otros nos apurábamos para hacer la ‘chancha’ para las chelas, el sol aparecía tímidamente como dándonos una manito para que este, nuestro día, tenga la cuota de alegría y calor necesarios para empilarnos y disfrutar de este día tan especial.
Ya con los tragos en curso, las bromas, el humor ácido y punzante desbordado por las bocas de los agasajados; esperábamos el programa acordado por la dictadura matriarcal.
Primero los niños a comer su pollito a la olla, mientras la tribuna enervaba los ánimos de la conductora Mericita, ella en señal de afecto recíproco recitó algunas décimas picantes que este observador no puede reproducir acompañado de su dedito angular o medio apuntando hacia donde los pájaros hacen su caca al vuelo (¡grande flaca!).
Y llegó el momento esperado, la hora cumbre, el número estrella: el almuerzo-sorpresa preparado por la guardia nueva y la vieja trova; guarniciones, ensaladas iban saliendo como los jugadores desde sus camerinos, las fuentes se iban instalando en la gran mesa dispuesta para el inicio del compromiso para ser consumidas por las babeantes bocas masculinas.
Chanchín asado al horno (¡buenazo!), cada uno con sus apetitosos tropezones, platos en mano, como sendos balones dispuestos para ser chutados al gol.
Silencio sepulcral, prohibido hablar, el expediente tiene que ser dado en curso y un viejo dicho tan antiguo como el hombre siempre viene a colación: barriga llena, corazón contento.
Luego de consumido el cochinillo seguía la programación, Isabel Allende…este…la Henzler (Carolina) leía unas palabras emotivas de su autoría a su progenitor y a los papás presentes, no es necesario picar cebollas ni recibir bombas lacrimógenas para dejar escapar un poco de líquido salado por los ojos, nuestra familia es así, es solo una muestra del sentimentalismo que aflora en la mayoría y en otros no tanto; que no quiere decir que no sientan lo mismo o algo parecido y de eso mucho han escrito los autores (mérito por la composición y la oratoria).
Posteriormente nos pusieron sentados –como esperando el tiro de gracia- a Óscar, el que habla, Aldo, Coco, Jose y César; esperando una divertida e insólita serie de preguntas (que también fueron hechas a sus hijos) para confrontar qué tanto los ‘pequeños demonios’ conocen a sus viejos.
Tras la rueda encuestal ganó Coco quien por cierto demostró por goleada que se esfuerza –como todos- por ser un buen padre, que existe una gran comunicación y mejor química con sus retoños, vale Súper Agente 86.
Continuando con el tálk show, los tickets de rigor para los sorteos de los obsequios, de las siempre surtidas canastas, de los esperados sobres rojos (por quién muchos asesinarían al vecino de al lado para eliminar a la cochina competencia), la bici montañera (que llegó a mis manos gracias al generoso viento del norte y al eterno Ángel de la Guarda); a unos nos tocó esta vez, a otros casi siempre y a otros nunca o casi nunca (un baño de florecimiento con flores, la escupida de los chamanes, la pasada de huevo, de cuy, de ruda o un baño en las Huaringas no vendría nada mal a los que la piñería les persigue como a nuestra selección).
El show de la tarde se lo robó Rodrigo Barboza Barcellos, prácticamente era un pequeño Querubín, se la pasó abrazando y repartiendo besitos a todos los que salían premiados, verlo da qué hablar, su ternura y cariño que la aflora abiertamente por los poros de su inocente y pura almita emociona más que cualquier homenaje (¡grande mi Rodri!).
Mención aparte y muy honrosa para Julito (hijo de Antonella Odría y de la Piedra), el primito esperado, con unos tremendos ojos –a sus lados- matarían de la impresión a cualquier niñita que se le cruce en su camino; su presencia entre nosotros es un milagro de la vida, una gran alegría para su mami y toda su familia, no hay palabras…
Al cierre de la gran faena papitour, el arroz con leche, la mazamorra morada o el combinado y últimamente denominado clásico para endulzar el fin de fiesta.
Avanzadas las horas, tiempo de partir, mañana es lunes y hay que…(palabra prohibida para no malograr la reunión); a llevar el saldaña para darle el ‘repaso’ en casita.
Abrazos y besos de despedida, hasta la gran celebración de la fiesta de navidad o si el destino lo quiere hasta el cumpleaños de la no menos celebérrima tía Lily (el Ángel de la Guarda).

miércoles, 16 de junio de 2010

El submarino amarillo

La tarde del sábado estaba cayendo, fría como todos estos días de otoño, era el día de la cuenta final, el día esperado.

Así , tras el chifita ansiado enrumbé hacia el coliseo del cole; ya estaban jugando las chicas de nuestro grado; la barra estaba nutrida de nuestros niños, de sus papás , amigos y familiares, lo que sorprendía de sobremanera era el entusiasmo desbordante, nuestro color era una sola masa amarilla que avivaba
el recinto y que posteriormente jugara papel preponderante en los resultados obtenidos por nuestros colores.

En una demostración de buen juego: cohesionado con garra y técnica derrochada en tres emocionantes sets; las chicas superaron y eliminaron al también fuerte cuadro de tercer grado (serio candidato al título).

Madurez, temple, gracia y belleza más un juego en conjunto demostrado en todas sus líneas fueron la clave del triunfo.

Finalizado el juego de vóley, el turno era ahora de los muchachos; a calentar a las órdenes de nuestro DT Pepe y sacarle la lengua al frío.

Del patio exterior a pelotear y ensayar tiros al arco del golero Manuel (A); la arenga previa al cotejo -en un abrazo para la posteridad- ; la alineación inicial arrancó con Manuel Acuña, Juan Contreras, Lucho Ríos, Juan Castillo, Ricardo Rodríguez y Carlos Paz.

El saludo con el rival de turno (J-5), -el fair play- cn camisetas con los colores de Australia (más bien parecían de rugby).

Pitazo inicial: Ricardo probó el arco en varias ocasiones (cerca); tras el paso de los minutos fuimos dominando las acciones y luego de dos jugadas de toque en conjunto el ‘Rooney’ Rodríguez mojó en dos ocasiones (dos a cero arriba Honestidad); sin embargo los verdes tenían lo suyo y respondieron con un juego claro y rápido manejado por un ‘zambito sacalagua’, quien era el diferente de su equipo, la pelota
se paseó por nuestra área en varias ocasiones, algunas atajadas por Manuel, la defensa se batía y ellos nos atacaban tanto por el centro como los costados (la edad también cuenta).

Término del segundo tiempo, en el balance inicial tuvimos más oportunidades que ellos para ampliar el marcador e irnos al descanso más tranquilos y poder manejar el partido.

Tanto Pepe como Toño Castillo –nuestro delegado- daban indicaciones desde el banco (todos sufríamos), reinicio de las acciones, el rival hizo algunas modificaciones puso gente de peso para ir al choque, ganar el mediocampo y los balones divididos.

Es así que en un ataque por sorpresa el arquero se suma por detrás de la defensa y con una empalmada de derecha bate nuestra portería (2 a 1, las cosas se ponían más difíciles).

Ya en el primer tiempo –como todo partido caliente de campeonato- un defensa rudo golpea a Ricardo en el cuello, cuando se iba en dirección al arco, jugada peligrosa, ninguna amarilla; allí comenzó al árbitro a escapársele el control del partido; ambos ya habían tenido varios roces, Ricardo tenía una amarilla –ironía de nuestra camiseta- por reclamar y en un forcejeo con el mismo defensa lo empuja, el
árbitro lo sanciona con otra tarjeta y sale expulsado; parte de la responsabilidad la tiene el mismo Ricardo por su carácter temperamental, nos quedamos con uno menos.

El equipo contrario mejoró su accionar con un juego fuerte y rápido; es en un pase fortuito que Carlos ‘peina’ el balón –desde fuera del área- y engaña al portero, la pelota choca en el palo izquierdo y se mete tímidamente al arco, ¡golazo!,
‘Tazz’ lo celebra con la banca en pleno, la barra grita el gol, el coliseo estalla de emoción, es una locura; tres a uno, el gol de la tranquilidad –por ahora-.

El partido se pone tenso y hay más roces que podían desatar una bronca, la mesa hace un alto y advierte del juego brusco para evitar la suspensión del encuentro.

En el transcurso del encuentro tres cambios: sale Carlos por Iván, Lucho por Rolando y Juan por Willy (unos para evitar otra expulsión, otros por cansancio y relajamiento).

Los verdes se vienen con todo –el hombre menos se siente en la cancha- y en una jugada confusa anotan: 3 a 2; también hay un penal dudoso pero Manuel se viste de héroe y lo ataja.

Ellos atacando y nosotros defendiéndonos con todo lo que teníamos; no cabía el orden ni el juego vistoso, había que reventarla de cualquier manera y botar la bola lo más lejos posible de nuestra área.

Luego de ataques y defensas incesantes, los minutos parecían interminables, el pito bendito del de negro pone fin a la angustia y desata la alegría del equipo, de todo quinto grado, pasamos a las semifinales, el primer paso se ha cumplido.

El cheleo de rigor donde el tío Irwin con parte del equipo -solo hasta las once que se me viene el serenazgo y me jode.

De allí enrumbamos a la casa de Cathy y Rolando para seguirla, hasta la una nos quedamos siete punteros en una buena noche, chispeante y fría pero que se calentó con la buena vibra y la satisfacción de haber logrado el objetivo, será hasta el próximo partido, gracias chicas también (ellas tuvieron su encerrona bien merecida), bien por nosotros, por el grado, por nuestros hijos, salud por eso,
the Yellow Submarine in the glory, for now.

domingo, 6 de junio de 2010

La noche no es más que el estallido de lo inconcluso

En una nueva aventura interirracional se adentra el eterno personaje que sale creado entre la motivación más suprema o el flagelo de miles de melancolías mal nacidas.

Entre el abrupto de ser un bicho vagando pusilánime y erecto como la múltiple de las creencias en su nido más preciado, solo el alma vagabunda intercederá entre la penumbra y el eterno fantasma de no conocerte.

Ya basta de creer que el amanecer es brillante y sólido como la gran sonrisa que muestras tras la caída del sol de este otoño falso como la ingratitud que se esconde anónima y barata, nunca vsita, jamás amada.

Tal vez estas líneas te sorprenderán un poco más a la izquierda de tu grácil mirada que incontables cóndores extintos se arremolinan tibiamente bajo tu pecho herido de tantas preguntas vanas y sin mayor sentido que el haberte conocido.

Así me retraigo cabizbajo, subterráneo, impávido, doloroso, inquieto de sentimientos insospechados y palabras guardadas bajo techo en tu cielo trémulo y gris.

Balbuceando apenas el incontenible olor de tu sexo nunca descubierto por las falacias de mi incontenible estupor de mi mirada maltrecha te busco en una esquina y la maldita verdad de todas se escabulle en el horror de mis pensamientos ocultos y tránsfugas, una oportunidad nada en el muro de mis lamentos y la esquiva personalidad de la materia inconclusa se pierde en el laberinto de tu oscuridad intrínseca.

Vengo de la misma canción que algún día te atrevarás a masticar, salto y lo guardo para mí, es un blooper mal dicho y quiero seguir escribiendo en el jardín de tu interminable personalidad, ya estoy cansado y la última gota de energía se escabulle, se piede y termina en el más absoluto olvido.

Estoy cansado, desfallezco, muero otro poco más esta noche, impío de remordimientos inconclusos ya no quiero escribir fatalidades esta noche.

Valgan verdades, estoy peor que ayer y tu recuerdo profundo se esfuma como el último cigarrillo que habré de fumar.

No creas, ya no soy el mismo esta noche, debo terminarlo de una buena vez.

Es el útimo bostezo, ¿quién lo creería?

Chau, tú sabes de quién hablo.